En el año 2015 siendo Gustavo Vera legislador de la Ciudad, presentó una denuncia penal por la estafa en la compra millonaria de vagones de trenes usados al Metro de Madrid para ser usados en la Línea B.
Concretamente en la información aportada a la justicia se demostraba, entre otra enorme cantidad de irregularidades detalladas, que la sumatoria de los costos de compra y adaptación de los vagones CAF6000 con hasta 35 años de antigüedad para la línea B de Subte superaban el precio de compra de formaciones cero kilómetro. Esta causa fue archivada por la justicia, lo cual no ha permitido dilucidar la responsabilidad de los funcionarios públicos en lo que a todas luces ha sido un fraude.
Tiempo después, además, se conoció a través de la prensa española, la presencia de asbesto en dichos vagones comprados al Metro de Madrid. El asbesto (amianto) presente en materiales de esas formaciones, es un mineral prohibido por ser altamente cancerígeno. Ante las primeras revelaciones se retiraron algunos de esos vagones recién en 2018.
Este año una nueva denuncia contra Macri y Larreta fue presentada por Edgardo Castro, ingeniero en Seguridad Ambiental e inspector de la Subsecretaría de Trabajo de la ciudad de Buenos Aires, en relación a los mismos vagones de la estafa macrista subterránea: es por la fehaciente comprobación de la presencia de asbesto en las formaciones, los riesgos que eso conlleva y la afectación en la salud de por lo menos once trabajadores al día de hoy.
El actual titular de SBASE acaba de confirmar sin ruborizarse frente a las cámaras de CNN que efectivamente esas formaciones contenían amianto, que ello figuraba en los manuales pero que supusieron que aquello estaba subsanado, aunque no exigieron ningún certificado que así lo dictaminara.
El Metro de Madrid se deshizo de su “resaca” cancerígena y el macrismo lo pagó como nuevo y bueno.
Esa escandalosa estafa amerita que la denuncia que oportunamente hiciéramos se desarchive y se unifique con la actual denuncia en curso en el juzgado de Sergio Ramos, para llegar a fondo con la investigación y delimitación de responsabilidades. No sólo porque la compra directa de estos vagones usados significó un perjuicio al patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires sino, también, un absoluto desinterés humano al exponer irresponsablemente a trabajadores y usuarios a materiales prohibidos en todo el mundo por la comprobada afectación en la salud de las personas. .
Como en tantas denuncias que hacemos desde La Alameda, muchas veces silenciadas o desestimadas rápidamente, una vez más la realidad nos confirma que estábamos en lo cierto y que si la Justicia hubiera actuado ante estas alertas tempranas, no estaríamos lamentando la afectación en la salud de ningún trabajador.