Mama Antula fue la primer mujer en pelear por los derechos humanos de los más pobres. Mujer y laica consagrada que en Santiago del Estero peleó por la libertad de los esclavos y a favor de los excluidos tras la expulsión de los jesuitas. Por su trabajo es que el Papa Francisco quiere beatificarla.
Así lo cuenta su biografía que se presentará este jueves 4 de febrero, a las 18, en el salón Eva Perón, de la Legislatura Porteña (Perú 160 entre las calles Hipólito Yrigoyen y Diagonal Sur).
La obra de María Antonia de Paz y Figueroa, más conocida como Mama Antula, fue relatada en el libro ¨La peregrina de los Esteros¨ de la periodista Cintia Suarez, que además fue declarada de interés cultural por la legislatura porteña y editada en este parlamento por pedido del legislador de Bien Común, el partido de la Alameda, Gustavo Vera.
Participarán de la presentación, la autora del libro, el canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias del Vaticano, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo y el legislador Gustavo Vera.
La biografía se entregará de manera gratuita a los presentes.
“Mama Antula”
María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, nació en 1730 en Villa Silípica, provincia de Santiago del Estero. Desde muy joven comenzó a trabajar con los jesuitas colaborando en la organización de ejercicios espirituales. Luego partió a Buenos Aires, donde se dedicó durante veinte años a predicar el mensaje de Cristo.
En 1795 fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, en Buenos Aires, que aún sigue cumpliendo su misión bajo el cuidado de la congregación Hijas del Divino Salvador. Falleció el 7 de marzo de 1799 en dicha residencia, y sus restos descansan en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, de la ciudad de Buenos Aires.
El 2 de julio de 2010, Benedicto XVI autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto por el que se reconoce que la sierva de Dios María Antonia de Paz y Figueroa (María Antonia de San José) practicó las virtudes cristianas en grado heroico y la proclamó venerable. De este modo la religiosa dio un paso decisivo en el proceso de su beatificación.
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