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ni esclavos ni excluidos

Falleció el periodista Eduardo Videla: se nos fue un gran tipo

ByLa Alameda

Ago 18, 2014
Eduardo Videla
Eduardo Videla

Nota de Gustavo Vera.

De modo inesperado, a los 58 años se nos fue el periodista Eduardo Videla, histórico editor de la sección sociedad de Página 12, diario en el que trabajó casi desde su fundación. Se fue en silencio, discretamente, sin avisar, como solía llegar cuando cubría cualquier nota en la que la estrella era la noticia y el rigor de la denuncia y no el periodista. Durante muchos años fue uno de los periodistas que más colaboró con la Alameda, en los tiempos en que nuestras denuncias a las grandes marcas eran ninguneadas por los grandes medios por el condicionamiento que les imponían las jugosas pautas publicitarias. Desde el 2003 hasta el 2011 fue ininterrumpidamente cronista gráfico de las principales denuncias y acciones de la Alameda, muchas de las cuales llegaron a la tapa de su diario.

Desde la larga lucha por la expropiación del centro comunitario, las denuncias a las grandes marcas de ropa por trabajo esclavo, la infamia del trabajo infantil en las granjas avícolas o en los campos mendocinos, la trata y el proxenetismo en varios puntos del país y cada progreso nacional e internacional que dábamos en la construcción de cooperativas libres de trabajo esclavo como cuando fue el lanzamiento de No Chains.

Era infaltable invitado en nuestras fiestas de fin de año o en diversos paneles en los que hablábamos del trabajo esclavo en la industria de la indumentaria.A veces lo molestábamos los francos o de madrugada en su casa para avisarle de una primicia urgente y Eduardo sin quejarse se ponía el overol y a las pocas horas ya estaba en la redacción del diario garantizando la difusión de la noticia.

Cuando el 1 de julio del 2008 la Alameda sorprendió con los cartoneros organizando una misa a favor de las victimas de trata con el cardenal Bergoglio hubo mucho revuelo. Página/12 no se llevaba muy bien con el Cardenal y algunos se sorprendieron y hasta rieron de la iniciativa.Varios de nuestros simpatizantes cuestionaban esa misa y esa alianza, del mismo modo que en la iglesia no pocos sectores criticaban a Bergoglio por el acercamiento a los” izquierdistas” de la Alameda.

Pero el 3 de julio de ese año, Eduardo  con gran agudezar eflexionaba sobre la misma y escribía una pequeña nota llamada “Excluídos” donde intentaba con bastante aproximación desentrañar la lógica de esa singular alianza: “En apariencia, son como el agua y el aceite pero aparecieron juntos en una celebración religiosa contra la esclavitud y la trata de personas. El contexto: una parroquia dedicada a los inmigrantes, colmada de costureros bolivianos indocumentados, curas villeros, mujeres rescatadas de la explotación sexual y la trata, y cartoneros. Un mundo que habita los márgenes de la sociedad.

Los curas villeros y las organizaciones sociales, como la Cooperativa La Alameda, vienen ocupando desde hace tiempo el lugar que el Estado ha dejado vacante: cuando el incendio de un taller clandestino puso en las primeras planas el drama del trabajo esclavo, el tema ya había transitado las páginas de este diario, producto de investigaciones e “inspecciones” que no habían hecho ni la policía ni los ministerios de Trabajo sino aquellos militantes y la prensa. Desde hace años, las monjas oblatas vienen trabajando en la asistencia de mujeres víctimas de la explotación sexual y les ha tocado sufrir el embate de las mafias de la trata. Mientras, el negocio es tolerado por las autoridades y funciona sin objeciones a metros de comisarías y juzgados. En las villas, los curas fueron los primeros en levantarla voz contra el intento de plebiscitar la erradicación de los asentamientos, propuesto por el Estado porteño…Esos espacios vacíos, entonces, dan lugar a alianzas que parecen extravagantes, como la del cardenal Bergoglio y los militantes de La Alameda. Habrá que ver también si no se trata sólo de un matrimonio de conveniencia.” Años después esa alianza continúa con Bergoglio como el Papa Francisco y la Alameda ahora peleando también en el terreno legislativo y contra la trata y las mafias en el plano nacional e internacional. Francisco aún recuerda simpáticamente esa época cuando llama cariñosamente a los de la Alameda como “los troskistas de dios” y sigue convocando a militar en las periferias más profundas al rescate de esclavos y excluidos. Lo que muchos diarios del mundo comenzaron a preguntar desde el 13 de marzo de 2013 respecto a la estrecha cercanía y trabajo de Bergoglio con la Alameda, Eduardo ya lo había analizado en sus trazos más gruesos cinco años atrás.

Hubo un período de distanciamiento entre Eduardo y la Alameda cuando denunciamos a los prostíbulos que estaban en la propiedades de Zaffaroni porque no teníamos acuerdo respecto a las responsabilidades del magistrado. Esa discusión duró hasta nuestros días, aunque en el último año habíamos vuelto a trabajar juntos en denuncias y proyectos como en los viejos tiempos.

Eduardo también apoyo mucho el trabajo de la cooperativa. Su lucha por la expropiación, la formación del Polo textil y hasta el lanzamiento de No Chains, la red de cooperativas que en varios lugares del mundo propagandizaban la lucha contra el trabajo esclavo. No perdía oportunidad para divulgar la causa, incluso cuando estaba de vacaciones como aquella vez que apareció en las calles de la Habana con la remera de No Chains.

Cuando se cumplieron diez años de la Alameda, Eduardo fue parte del documental en el que aparecen muchos amigos de la Alameda que la ayudaron a crecer históricamente. A pesar que ese año la relación se había enfriado por algunas diferencias, nunca dejamos de reconocer el gran papel que cumplió en la masificación de las causas que defendíamos.

Eduardo era humilde, riguroso, solidario y a la vez apasionado con cada tema que trataba. Un tipo que defendía con pasión sus ideas pero que siempre tenía la mente abierta para escuchar y reflexionar sobre los argumentos del otro. Se nos fue un gran tipo. En la Alameda lo queríamos mucho.

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