Una correspondencia que atraviesa la historia reciente de la Argentina y del mundo
A comienzos de noviembre de 2025 saldrá a la luz “La amistad no se negocia. Correspondencia inédita del Papa Francisco con un militante de las periferias”, escrito por Gustavo Vera, fundador de la Fundación Alameda y referente en la lucha contra la trata de personas y el trabajo esclavo.
El libro, de casi trescientas páginas, reúne cientos de cartas, homilías, testimonios y escenas compartidas a lo largo de más de diecisiete años de diálogo entre Francisco —desde sus días como arzobispo de Buenos Aires hasta su pontificado— y un movimiento social nacido en los márgenes de la crisis argentina de 2001.
No se trata de una biografía ni de una simple compilación epistolar. Es un relato coral y cronológico donde lo espiritual y lo político se entrelazan en una misma trama: la historia de una amistad improbable, sostenida en la fidelidad, el compromiso y el discernimiento en tiempos de oscuridad.
De las periferias porteñas al corazón del Vaticano
La primera parte del libro reconstruye el nacimiento del vínculo en los barrios del sur de Buenos Aires.
En julio de 2008, durante una misa en La Boca, Bergoglio rompe el guión y denuncia, frente a costureros y cartoneros, la esclavitud y la exclusión en los prostíbulos, los talleres clandestinos y las calles.
Aquella homilía improvisada marca el inicio de una relación que crecería a través de las misas en Constitución, los bautismos colectivos en La Alameda y los encuentros con trabajadores explotados y sobrevivientes de trata.
Francisco no aparece aquí como figura distante, sino como pastor que escucha y se mezcla, capaz de transformar una homilía en denuncia profética y una misa en acto de justicia social.
La Iglesia, en su mirada, sale del templo para hacerse presente en los subsuelos de la ciudad.
La Palabra como brújula en tiempos de tormenta
En la segunda parte, el libro revela a un Francisco maestro del discernimiento bíblico.
Las cartas reproducen su modo de acompañar a quienes enfrentan hostigamiento, persecución o desaliento.
El Papa recurre a figuras como Job, Jeremías, Oseas o los Macabeos para enseñar que la fe y la militancia social no son caminos paralelos, sino expresiones de una misma fidelidad.
Es en este tramo donde se consolida la idea de que la Biblia puede ser también una herramienta política, capaz de ofrecer sentido, prudencia y esperanza a quienes actúan en medio del conflicto y la injusticia.
Raíces comunitarias y ética del poder
A medida que avanza la narración, la correspondencia toma una dimensión más amplia: Francisco es interpretado como heredero de una tradición jesuita y latinoamericana que va de las reducciones misioneras a la cultura del encuentro.
Las cartas y reflexiones a Vera lo muestran como un líder que entiende el poder como servicio al pueblo, y el gobierno como una forma de caridad social organizada.
Frases como “Cuánto más alto, más bajo” o “Abrir procesos antes que ocupar espacios” sintetizan una ética del liderazgo que se distancia tanto del cinismo político como del mesianismo personalista.
La obra también aborda la dimensión ambiental y global del pontificado: la encíclica Laudato si’ y su actualización en Laudate Deum, la lucha contra la trata y el narcotráfico, la reforma económica del Vaticano y la denuncia contra las mafias financieras.
Cada capítulo entrelaza lo doctrinal con lo testimonial, mostrando que la coherencia y la ejemplaridad son el eje central de toda autoridad moral.
Francisco frente a las guerras y la Patria doliente
El tramo más internacional de la obra recoge las cartas enviadas durante los años de la pandemia, los conflictos bélicos contemporáneos y los viajes apostólicos.
Sus visitas a Albania, Filipinas, Lesbos, África y América Latina, su denuncia del “genocidio silenciado” en Gaza y su resistencia a la polarización global se entrelazan con la descripción de un mundo fragmentado por “la tercera guerra mundial en cuotas”.
En esas cartas se lee al pastor que pide diálogo cuando todos eligen trincheras, y al hombre que carga sobre los hombros el dolor colectivo del planeta.
La séptima parte regresa a la Argentina, donde el Papa es mostrado como conciencia crítica de la nación: de Cromañón a la tragedia de Once, pasando por el peronismo, el macrismo, el Frente de Todos y el régimen actual de Milei.
Las cartas de estos años están atravesadas por advertencias sobre el descarte social, la pérdida de memoria y la necesidad de reconstruir comunidad.
Francisco se mantiene cercano, pero libre; comprometido, pero sin partidismos.
La amistad como profecía
El epílogo del libro recupera la dimensión más íntima del vínculo: el fútbol compartido, las bromas sobre Atlanta y San Lorenzo, el cuidado de la madre de Vera, las llamadas en fechas familiares y las cartas de Pascua y de Año Nuevo.
Allí la figura del Papa se vuelve cercana, cotidiana, entrañable.
El lector descubre que detrás del líder universal hay un amigo fiel que sostiene, escucha y acompaña.
El último capítulo, que da nombre al libro, condensa una enseñanza central.
Luego de haber denunciado la trata sexual y laboral, el narcotráfico, la corrupción y haber desenmascarado numerosas complicidades políticas, judiciales y policiales que atravesaban transversalmente al poder, Gustavo Vera fue objeto de campañas difamatorias, injurias y falsas denuncias.
No faltaron algunos “enviados” del poder que le sugirieron romper esa amistad.
Pero Francisco conocía muy bien el corazón de su amigo, su familia y su organización, y no se dejó influir por los mensajeros del poder corrupto a quienes olfateaba de lejos:
“Sería de mal nacido si me pusiese a interpretar… solo debo acompañar y estoy muy convencido de eso, porque quiero ser fiel al principio de que la amistad no se negocia. Este es mi estado de ánimo… y que Dios me lo conserve.”
(Carta del 18 de febrero de 2019)
Después de todo lo vivido —guerras, persecuciones, milagros, desencuentros—, lo que queda en pie es la amistad como fidelidad inquebrantable.
Francisco no solo bendice: acompaña, escucha, sostiene.
Y Vera no solo cuenta: agradece, confía, resiste.
La amistad no se negocia —dice el título— no como consigna romántica, sino como profecía política y espiritual para un mundo que descarta, polariza y olvida.
Es el testimonio de dos hombres que apostaron por la ternura cuando todo invitaba al cinismo.
Una obra que une testimonio, fe y compromiso
La amistad no se negocia es una obra que une historia social, espiritualidad y política en una sola trama.
Refleja una etapa clave de la vida argentina y del pontificado de Francisco, vista desde el prisma de las periferias.
Es también un retrato de cómo el Evangelio puede convertirse en motor de organización, discernimiento y esperanza en medio de la oscuridad.
Editado por Autores de Argentina, este libro combina correspondencia inédita, crónica testimonial y reflexión ética.
En tiempos de fragmentación, su mensaje resuena como una advertencia y una promesa:
que la fidelidad, la amistad y el servicio al pueblo siguen siendo las únicas fuerzas capaces de sostener una humanidad común.
Con 300 páginas y un prólogo de testimonio epistolar, la obra promete conmover tanto a creyentes como a no creyentes.
Desde el mes de noviembre, estará disponible en las principales plataformas virtuales y a precios accesibles en sus versiones física y digital, y será presentada por el autor en una larga recorrida de la periferia al centro, que comenzará en Orán y culminará en Ushuaia.