Nota publicada en el día de hoy en el diario Popular.
El control mafioso en los asentamientos es total. Además de la droga, y el nuevo lucro con la ropa, manejan los alquileres y la trata para la explotación sexual. También se investiga el lavado de dinero en comercios “fantasma”.
Se calcula que en los barrios de emergencia de la Capital Federal viven, en condiciones de hacinamiento, unas 200.000 personas. La ausencia de un plan habitacional concreto permitió el avance del crimen organizado en estos espacios.
Ante el descontrol, fueron los narcos quienes coparon las villas, instalando “cocinas” de stupefacientes, generando escudos que a sangre y fuego defienden las fortalezas, y hasta convirtiendo los predios en negocios inmobiliarios.
Desde hace un tiempo, las redes de traficantes avanzan con los talleres textiles clandestinos, que se instalan con mano de obra esclava traída desde países limítrofes o del interior del país. El alarmante fenómeno viene siendo denunciado por la organización La Alameda, en el marco de una problemática que compromete a unos 30.000 ciudadanos que viven sin derechos, absolutamente esclavizados en la ciudad más grande del país. No sólo eso. Se advierte que las redes de narcotraficantes están utilizando “la pata” del negocio textil para lavar dinero, en negocios aparentemente legales que se extienden en zonas comerciales de la ciudad.
“Estamos trabajando en zonas como la avenida Avellaneda, donde ya hay decenas de puestos que están en regla, pagan sus impuestos, tienen a los empleados en blanco, y supuestamente facturan miles de prendas por día, pero la realidad es que no entra ni el loro. La justicia federal, que investiga de cerca los negocios de Marcos, en principio detenido e imputado por narcotráfico, también sigue estas cuestiones. De hecho, en varios allanamientos en las villas donde operaba su organización, se encontraron con talleres textiles y esclavos”, dijo Gustavo Vera, titular de La Alameda.
Asimismo, Tamara Rosenberg, de la organización no gubernamental, explicó que “hace algunos años, tras hechos trágicos como incendios en talleres clandestinos en territorio porteño, las autoridades de aquel momento se movieron bastante bien para combatir la mafia de los talleres, derivando en un corrimiento de los emprendimientos esclavistas hacia el Conurbano, pero desde hace un tiempo, ante la falta de políticas agresivas, comenzaron a reubicarse en Capital Federal, y como les quedó algo de miedo, se vienen fusionando con las redes de narcotraficantes en las villas, donde les brindan protección”.
Para tener una idea aproximada de lo inmensamente lucrativo que resulta para las mafias ingresar al negocio textil ilegal, basta un ejemplo. Un jean es terminado en un taller textil, con mano de obra esclava, a 3 pesos. Se suman gastos de tela y flete, para redondear un costo final de 10 pesos.
Las grandes marcas no bajan de un precio de vidriera de 300 pesos, mientras que en las ferias se venden a unos 100 pesos. Es decir, la ganancia para el explotador es de 1000% o 3000%. En las villas, las redes de mafiosos manejan todo. Incluso, las viviendas. A fuerza de prietes se quedan con las casas, y luego las alquilan. Hay piezas que tienen un valor mensual de 600 pesos, requeridas por personas o familias que necesitan vivir en Capital Federal. Asimismo, desde La Alameda se denunció que “también avanza en las villas, a partir del nexo narcos y capos de los talleres, el tema de la trata para la explotación sexual, por lo que cada vez hay más niñas y jóvenes desaparecidas”.
Copiando la Gomorra italiana
“El crimen organizado en las villas ya tiene dimensiones más que alarmantes. Los narcos tienen nexo con la trata de personas, y así con la explotación laboral y sexual. Asimismo, crecen la red de lavado de dinero, que manejan ellos mismos. Esto se observa como un espejo de lo que se cuenta en libros como Gomorra, del italiano Roberto Saviano, que describe la multitud de negocios paralelos que se entrecruzan manejados por mafia de su país. Aquí se replican las modalidades, con características propias. La derivación es la enorme cantidad de ciudadanos explotados”, dijo Gustavo Vera, de La Alameda.
Conozco varios en La Paternal-Villa Mitre