Olga Cruz, costurera, militante de la Alameda, y fundadora de la cooperativa textil

olga buena

Entrevista en la revista Siete Días 

http://diagonales.infonews.com/nota-190967-Descendemos-de-los-barcos.html

Olga Cruz, fundadora de la Cooperativa La Alameda, en su lucha contra la explotación de personas, entiende perfectamente por qué sus compatriotas caen en manos de explotadores. Olga no se olvida de los días difíciles cuando llegó a la Argentina confiada en que aquí iba a conseguir trabajo. “Dormía en un cuarto muy chiquito, con mis dos hijos y mi esposo. Había cucarachas grandes, enormes, que se movían por toda la pieza todo el tiempo. Teníamos pocos minutos para usar el agua, para usar el baño, todo estaba contado. Y no podíamos siquiera entrar una escoba, porque ocupaba mucho lugar”, resume.

Tan pronto llegó, Olga entendió perfectamente la desesperación de sus compatriotas. “Como nosotros, ellos venían convencidos por personas bolivianas de que les iban a dar trabajos dignos como camareros, cuidadores de personas ancianas, comerciantes, zapateros… Sin embargo, terminaban hacinados, explotados, y privados de su libertad”, resume con un suspiro. Por supuesto, ninguno de ellos llega con un plan B, o al menos una ayuda para aliviar la situación. Olga reflexiona: “Los bolivianos somos muy individualistas. No les contamos a los demás lo que nos pasa, tenemos mucho miedo. Por eso, ni a nuestros propios amigos nos atrevemos a confesarles que en realidad no nos está yendo tan bien como decimos. Eso hace que muchos otros vengan para caer en la misma trampa”, afirma enfática.

Olga está segura de que la organización es el único modo de mejorar las condiciones de vida, por eso desde La Alameda busca advertir también a las autoridades de su país para que cooperen para terminar el flagelo de la esclavitud y la explotación. “Creo que esta es una tierra de oportunidades, pero ellas sólo llegaran cuando los bolivianos aprendamos a defender nuestra dignidad. Hasta entonces, las promesas de salvación individual serán siempre un alma de doble filo”, concluye.

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