El juez federal Daniel Rafecas aseguró este martes que “hay una continuidad entre las torturas de la Dictadura y el crimen organizado ya en democracia” y graficó que “hubo personajes siniestros que se reciclaron y siguen adelante” en temas vinculados a delitos.
“La continuidad y la adaptación de los personajes siniestros de la Dictadura que se reciclaron, cambiaron la etiqueta, pero siguen adelante con temas vinculados al crimen organizado”, precisó Rafecas en declaraciones al programa “La Verdad Concreta”, que conduce el legislador de Bien Común, el partido de La Alameda, Gustavo Vera, por la radio on line Conexión Abierta.
En ese sentido, el magistrado federal citó dos ejemplos: el primero el de “Automotores Orletti”, un lugar que sirvió como centro de detención clandestina durante la Dictadura y luego fue un talleres de trabajo esclavo. “Vimos que las paredes estaban tapiadas con papelees de diario y cuando ordené romper vimos máquinas de coser y no lo podíamos creer”.
El otro hecho que citó fue el del comisario Roberto Antonio Rosa, quien mantenía una aceitada relación con los dueños de los prostíbulos y luego se supo que este oficial de la Policía Federal era “Clavel”, apodado así en la Dictadura, etapa en la que se convirtió en uno de los verdugos más sanguinarios de esa etapa oscura de la Argentina (“Club Atlético”, “El Banco”, “El Olimpo” y “División Cuatrerismo” de Quilmes).
Rafecas indicó que tienen “que trabajar en la política, en la Justicia, en la comunicación, en la iglesia y en todos los actores sociales” como para luchar contra la trata.
“El camino es generar una política de Estado, osea los tres tres poderes, la sociedad civil, todos trabajando en una misma idea y una misma dirección. Así es como se trabajó en los juicios a las juntas y así es como se logrará salir adelante”, precisó.
Rafecas consideró que “en paralelo hubo avances en materia de investigaciones sobre crímenes en la Dictadura, pero esos mismos juzgados o los fiscales no avanzan con el mismo ímpetu en delitos de trata o trabajo esclavo, que son de la misma índole, porque son contra la dignidad humana y contemporáneos”.
El juez sostuvo que “en los casos en los que se avanza con decisión y a fondo en casos de trata o explotación laboral, más temprano que tarde se llega a la protección policial”.
“Se da en un territorio firme, controlado por el sector de comisarios de la Federal o de la Metropolitana. Cuando se da en el tiempo es imposible evitar que la policía esté implicada, por acción u omisión”, sostuvo el magistrado.
En ese sentido, recordó: “Hace un tiempo, tuvimos una lucha de años con personas que explotaban galerías en Liniers. Adentro había explotación laboral, delitos de encubrimiento, ropa en infracción a la ley de marcas, talleres clandestinos, teléfonos celulares robados”.
“A esas galerías las clausuramos. Pero lo que sucedió fue que personal de la comisaria 44ª pasó de recibir dádivas y coimas para la protección de esa explotación a otra cuestión. El negocio era tan formidable que algunos renunciaron a la Policía, despojaron a los cabecillas y se pusieron al frente de la explotación de esas mafias. Es una formidable producción de dinero ilícito que producen”, cerró.