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Jonathan tiene 22 años y desde que era un bebé siempre vio coser a su madre Lucía junto a Benito Fernández. En una entrevista explica como trabajan en los talleres. Publicó este lunes el semanario Democracia.
Por Mercedes Ninci
Jonathan tiene 22 años y desde que era un bebé siempre vio coser a su madre Lucía junto a Benito Fernández. Lleva 24 horas ordenando su humilde casa de San Francisco Solano, que quedó en estado caótico luego del allanamiento que ordenó el juez Luis Armella, en el marco de la causa que se les sigue a Benito Fernández, Laurencio Adot y Jorge Ibáñez por supuesta reducción a la servidumbre, evasión impositiva y previsional e infracción a la Ley de Migraciones. Hace un descanso y recibe a “Democracia”.
Siempre con una sonrisa pero sin ocultar el resentimiento que le quedó al ver a Benito Fernández en televisión insistiendo en que no conocía a su mamá, habla en forma exclusiva de los tres diseñadores más importantes de la Argentina y de la vinculación de éstos con el taller clandestino de Avellaneda.
Jony, como lo conocen en el barrio, conirma que su mamá Lucía Pérez Núñez hace más de veinte años trabaja para Benito Fernández, más de diez para Laurencio Adot, y sólo dos meses para Jorge Ibáñez.
Señala que odia a Benito por ocultar la relación laboral con ella, y agrega: “Benito no sabe enhebrar una aguja, la mayoría de los vestidos los hacían mi mamá y mi tía, él es la etiqueta y nada más”.
Además, conirma una sospecha que pasa a convertirse en un tiro de gracia al glamour. Los vestidos que habían quedado en el taller de la calle Pitágoras, antes de que lo clausuraran los llevaron a su casa de Solano y luego, en los colectivos 271 y 100, a lo de Benito y Laurencio.
Pese a lo que se vio en la cámara oculta, desmiente que su madre pagara a los costureros seis pesos la hora, y va por más: “Mi mamá en el taller pagaba para enseñar, porque venían algunos que no sabían coser y los tomaba igual”.
–¿Vos trabajás en el taller con tu mamá?
–Sí, voy dos o tres veces por semana, ayudo a enhebrar agujas, limpio, hago de todo.
–¿Ustedes hacían vestidos para
todos los diseñadores top?
–Para Benito Fernández y para Laurencio Adot.
–¿Hace cuántos años que trabajan para ellos?
–Con Benito 21 o 22 años, y con Laurencio creo que más de diez.
–¿Y con Jorge Ibáñez?
–Hace unos meses; como dijo él, nos dio dos corsets para hacer y ver cómo trabajábamos.
–Ana Muñoz, la mejor amiga de tu mamá, dijo que le habían hecho cinco vestidos para los Martín Fierro.
–No sé si le habrán hecho o no porque yo no iba todos los días. No sé para quién hacían cada vestido. Yo iba dos o tres veces a la semana y no tengo mucha idea de lo que hacían ahí.
–Benito Fernández dijo en algunos programas de televisión que a Lucía, tu mamá, no la conocía, y hasta se dejó entrever en algunos debates que las etiquetas podrían haber sido falsiicadas…
–Eso de las etiquetas es mentira, nos las daban ellos. Las de Jorge Ibáñez nos las dieron para ponérselas a los corsets, pero Jorge no tiene nada que ver porque no nos conoce. Por ahí el piensa que es un taller clandestino, pero no lo es.
–Clandestino se dice porque se supone que trabajaban con gente en negro, más de ocho horas diarias sin pagar extras, etcétera.
–No, y aparte el chico que hizo la cámara oculta y que fue al programa de Polino dijo que le dábamos permiso dos veces para ir al baño y que tenía media hora para comer, y eso es mentira. Terminamos de comer y nos quedamos una hora, una hora y media hablando. Desayunamos ahí antes de empezar a trabajar. No es un trabajo esclavo como decían.
–Laura Migueles, la encargada de la maison de Benito Fernández durante 23 años, dijo que a veces los vestidos iban con olor a fritanga.
–Decían que la ropa llegaba con olor a comida; puede ser cierto como no, pero no lo creo. No es que se ponen a hacer comida ahí en el taller, sino que piden delivery; mucho no es lo que cocinan, a veces puede hacerse un guiso para comer entre todos o hervir unas salchichas, pero nada más.
–¿Qué pasa que tu mamá no aparece?
–Yo lo único que quiero es que mi mamá no quede manchada con lo que pasó. Está mal. Estuvo dos veces internada en el Hospital Finochieto. Sufre de presión.
–¿Está en la clandestinidad?
–No sé dónde debe estar, porque ella piensa que si llega a venir a casa la van a agarrar y la van a meter presa. No se anima a salir, ni siquiera nosotros sabemos dónde está.
–¿Benito Fernández debería quedar preso?
–No sé si preso, pero tiene la mayor parte de la culpa.
–¿Tu mamá es el chivo expiatorio?
–Claro, ella quedó en el medio. Si son causas contra ellos, tendrían que arreglarse con ellos y no con el de menor categoría.
–Tu mamá trabajó toda la vida para Benito y él simula que no la conoce…
–Me parece mal que se haya borrado, que haya dicho que no la conocía. Porque Jorge Ibáñez dijo que la conocía y estuvo trabajando un mes, pero lo de Benito me parece mal, sobre todo después de los 21 o 22 años que trabajaron juntos. Casi toda una vida, y que diga que no la conoce, me parece mal.
–Por lo que me dijeron, Benito no sabe ni enhebrar una aguja, tu mamá hacía todo. ¿Puede ser?
–En un sentido sí, no sabe ni enhebrar una aguja (se ríe). La mayoría de cosas las hacían mi mamá y mi tía Juana.
–¿El hacía las relaciones públicas?
–Y claro, él era la etiqueta y nada más, era el nombre.
-¿Recordás los vestidos que hicieron para la princesa Máxima Zorreguieta?
–Varios.
–¿Se emocionaron por coser para la futura reina de Holanda?
–Yo dije: “¡Guauuu!, hicieron vestidos para Máxima, ¡lo mejor!
–¿Benito o Laurencio llamaron por teléfono?
–Benito no llamó. Además no pudieron hablar con él, con Laurencio sí.
–¿Cuánto les pagaban a los costureros en el taller? Porque de ahí viene toda la polémica. En la cámara oculta tu mamá dice que va a pagar 6 o 7 pesos.
–El chico había dicho que no sabía coser, que nunca estuvo en alta costura, entonces se le dijo: “Vamos a probar, te voy pagando así”, para que el chico fuera aprendiendo. Pero no le dijo que pagaba 6 pesos, porque creo que ahí ninguno ganaba 6 pesos la hora. Al contrario, creo que lo que ganaban por un vestido se lo repartían entre todos, ninguno se quedaba con la mayor parte de la ganancia.
–¿Vos qué sentías cuando Benito en televisión se hacía el paquetísimo y hacía como si Lucía no existiera?
–Odio. Me enojó bastante que haya dicho que no la conocía, pero yo también he tratado de comunicarme con él y tampoco me quiso atender.
–¿No les contesta a ustedes?
–Creo que mi mamá se ha tratado de comunicar y no le contesta tampoco.
–¿Tu mamá le va a hacer juicio a Benito?
–No lo sé.
–¿En el allanamiento que pasó?
–Bueno, revolvieron todo. Desarmaron completamente la casa pero solamente encontraron los papeles de Benito y Laurencio, los teléfonos de ellos, nada más que papeles.
–¿Dónde están los vestidos que habían traído del taller de Pitágoras hasta acá después de la noticia?
–Los devolvieron en colectivo a lo de Benito y creo que a lo de Laurencio también.
