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ni esclavos ni excluidos

Crónica del primer bloqueo a la esclavista Nuestra Huella S.A.

ByLa Alameda

Sep 16, 2009

granja 

Por Lucas Schaerer, foto: Celeste

En plena madrugada del lunes nos juntamos en La Alameda. Mientras la mayoría dormía en sus casas, en Lacarra y Directorio se juntaba un variado universo de personas y no era para cualquier cosa. El desvelo fue por el bloqueo -por primera vez- a la esclavista empresa avícola Nuestra Huella S.A. A las cinco fue llegando a la ya mítica Alameda (ex bar recuperado, bajo utilidad pública) gente de todos los palos, y vale la pena nombrarlos: Fernanda Gil Lozano, diputada nacional que encabeza los escraches a prostíbulos y denuncia al jefe de la PFA; Pitu, el presidente de la cooperativa de cartoneros El Alamo, que sufrió el atentado de su auto hace un tiempo y se banco a la UCEP progresista a fines de 2005; Damián Karo, el rabino que denunció sin tapujos por esclavista a la marca Kosiuko; una maestra de cerámica que es todo terreno en La Alameda, los costureros y costureras que fueron esclavizados y hoy en cooperativa con marca propia (Mundo Alameda), Oscar Taboada –con sus dos hijas- el primer trabajador que enfrentó a los esclavistas del campo; una fotógrafa profesional peronista que ya se hizo amiga, dos estudiantes universitarias que se suman a todas, un estudiante secundario que ya cuenta en su haber enfrentar sin cobardía a cientos de talleristas, una desocupada, un delegado de la fábrica textil Soho que denunció a sus patrones y dirige la para gremial de la Alameda; y los militantes del MTE que por la Policía Federal terminaron enjaulados en el centro cultural Almagro y luego procesados. “Somos treinta pero la variedad de gente que juntamos no se ve en ningún lado” dijo entre risas Gustavo Vera desde el micro mientras amanecía y ya alcanzábamos la zona industrial de Pilar.
En una esquina esperaban los abogados militantes de los trabajadores que demandan a Nuestra Huella, Pablo Sernani y Rodolfo García. Cargill, y otras empresas multinacionales estaban a la vista. Pero había que meterse más adentro para llegar al campo. Ya en un camino angosto de tierra nos detuvimos. Todo era yuyo. El micro quedo en ese camino y a pie hicimos dos cuadras. Todas las cosas -neumáticos, banderas, bombos, redoblantes, carpa de dormir, bolsas de dormir, ollas- al hombro. De las pocas casillas que pasamos nadie salía a mirar si quiera. Los chanchos, las gallinas, más vacas eran los únicos que salían a recibirnos. Por una calle sin nombre llegamos hasta la entrada de la gran “La Escondida”. Una docena de caballos nos miraba atónitos por el barullo que armamos. Justo estaba un trabajador y el otro trabajador –delegado despedido y con una hija afectada del riñón-, Agustín Navarro Frías. El anónimo trabajador quería cerrar la reja de la entrada y dijo que tuviéramos cuidado porque había chicos enfermos. “Eso queremos. Cuidar a los chicos. Porque no puede ser que sigan trabajando y enfermándose”, no llegó a escuchar el grito, o no quiso, y camino hacia las casitas pintadas de rosa, al lado de donde viven los trabajadores están los galpones. Se ven los huevos pero las cortinas impiden ver más adentro. Solo se escucha el insoportable pillar de miles de gallinas hambrientas. “Antes de la denuncia que hice y que después vino el allanamiento las casas estaban con los techos agujereadas, sin vidrios, y los galpones se podían ver desde afuera”, relató Oscar Taboada, que visitó “La Escondida” varias veces aunque él es de otro galpón, “La Mimosa III”.
Por más que cambien de nombres lo que queda es la huella de la empresa Nuestra Huella S.A. Primero Carlos Luaces, fanático del Turismo Carretera que falleció, y ahora su mujer Leticia Ester García de Luaces y su hija, Luz Luaces, construyeron su imperio con la vida de familias enteras que fueron traficadas y engañadas para luego ser forzadas a trabajar de lunes a lunes y hasta sus propios hijos de dos años para adelante. En total tienen 60 granjas, que como mínimo en cada galpón tiene 13.500 gallinas. Facturando por día 500 mil pesos gracias a que proveen a grandes supermercados como Coto Walt-Mart y Carrefour.
“Acá no podía salir. Tenía que dejar a alguien de la familia. Y estuve un año entero trabajando gratis y hasta el último día de mi embarazo. Me decían que tenía que pagar el lugar donde vivía por eso no me pagaban. Todo esto es malo pero desde que Oscar denunció las mujeres cobraron sueldo. Acá dicen los trabajadores que Oscar es el único que se animo”, contó la siempre alegre Maria Sol, nacida en Ciudad del Este como su esposo de Agustín, que también fue despedida.
Oscar, el pionero, cuenta como al principio estaba muy solo y la pasó realmente mal. “Mismos compañeros querían lincharme. Decían que iban a perder el trabajo por mi denuncia. Me amenazaban, me rompían la ropa que tenía colgando hasta no querían pagar los sueldos. Esto lo sufría hasta que conocía a la Alameda y saqué fuerzas”. Su hijo fue trabajador a los tres años. “Ahora tiene cinco y se acuerda cómo trabajaba”.
Mientras las llamas iban extinguiendo unos neumáticos colocados en la entrada de la granja “La Escondida” muchos recolectaban más cantidad de troncos, otros hacían rondas para hablar y leer los diarios del día. La fotógrafa no perdía oportunidad para demostrar como una adolescente trabajaba en la granja. El único de la empresa que apareció hasta ese momento era un seguridad. Con toda tranquilidad propia que nadie transita por allí muchos se echaron a dormir un poco. Esto hasta que se produjo algo inesperado como tiene acostumbrado la Alameda. Llegó un móvil de América 2. En el medio del campo, con un camino sin nombres y de difícil acceso hasta para los baqueanos llegó un medio. Al rato también se sumó canal 26. Ninguno de los periodistas gráficos se había animado a tal aventura.
Siendo las 11 se fueron hacia el centro de Pilar, exactamente la sede del ministerio de trabajo bonaerense, la diputada nacional Gil Lozano, el rabino Karo, Gustavo Vera, Agustín Navarro Frías con los abogados García y Sernani más la fotógrafa. Pasaban las horas y solo dos autos más una pareja, ella brasileña, preguntaban porque estábamos cortando el camino nada transitado. Para sorpresa de todos a la una, y mientras se preparaba el almuerzo, ha dos cuadras llegaron dos autos. Primero avanzó una camioneta ford Explorer. Adentro, oculta por unos lentes oscuros en el asiento de atrás, venía la presidenta de Nuestra Huella S.A. Alejandra López Camelo. Acompañada por un abogado, que hacia de chofer, y una escribana. Dieron cuenta de la negativa a que pasaran con un camión y se retiraron. No querían hacer declaraciones, no se dejaron fotografiar con facilidad, ni dejaron ningún teléfono a la prensa. López Camelo fue empleada, llegó a una especia de supervisora que recorría las granjas y tras la denuncia penal y publicación en los medios la nombraron en ficticio cargo de presidenta, no hace más que firmar papeles, entre ellos el recibo de sueldo.
La empresa ha intentado de todo. Por primera vez, hace meses, hizo un asado para los trabajadores. Se la pasaron hablando mal de Oscar “el solo quiere su interes no le importa que queden sin trabajo” y eligieron un delegado, el mismo Sergio Núñez encargado. Pero en realidad la situación cambió bastante. Se terminaron los alambrados electrificados, las mujeres cobran sueldo y se cuidan de ser tan evidentes en la explotación de los chicos. Hasta intentaron coimear a Oscar con 50 mil pesos para que se baje de la denuncia y sus abogados. Esa escena fue grabada y perjudicó al mensajero, el delegado de UATRE, José Luis Caceres, que nunca más apareció con el sindicato por las granjas. Antes la dueña Luaces había tenido que soportar un escrache en el colegio religioso de elite que tiene en Pilar.
De la audiencia en Trabajo no se obtuvo más que meras palabras, y nada de la reincorporación de los cuatros despedidos, ni siquiera la extinción del trabajo infantil y la compra de materiales de protección para los trabajadores.
En una ronda, estilo asamblea, pero ya no urbana como viene haciendo la Alameda desde que nació en el 2002, comenzaron a hablar todos los presentes.
Algunos se emocionaron “porque hace un año cuando vinimos por primera vez nacía una chiquita, esa misma hoy tiene su riñón afectado. Ojala que todo estos pibes puedan algún día venir a jugar a la alameda como pasa con los chicos que estaban en los talleres clandestinos”. Vera planteo que “todos sabemos que los esclavistas son los empresarios. Pero el ministerio que tiene que ser arbitro no hace más que jugar para los esclavistas. Se muestran compungidos pero a la larga mantienen la situación. Ya le anticipamos las medidas que íbamos a tomar y que el tema no va a quedar en este bloqueo y nada más. La vamos a seguir por la justicia, en los medios, y en la calle”.
Gil Lozano prometió ocupar su intervención por la ley de medios para referirse a los esclavos de las granjas. “No puede ser que nos imponen la agenda cuando la gente esta viviendo en condiciones infrahumanas. Me comprometo a hablar a insistir su tratamiento en el congreso”.. Concepción, ex esclava en un taller de Kosiuko, expresó que “están pasando lo mismo que nosotros”, Simona, la primera infiltrada en Kosiuko, sostuvo “que la lucha no la va abandonar y que estará siempre aunque no ande bien de salud”. Jael demostró “que nosotros nos vinimos por convicción y seguiremos estando en lo posible porque es en lo que creemos”. Pitu de los cartoneros recordó que el camino que los cartoneros transitaron “de lucha, aprietes llegó a forzar a un gobierno de derecha a darnos todos los beneficios que ahora contamos”. De la asamblea salieron varias propuestas como contacto permanente con los trabajadores de las granjas, marcha a la justicia, escrache al colegio religioso de la dueña y campaña boicot de clientes Nuestra Huella S.A.
El saldo mediático es nota en página 12, en una agencia internacional, en otro medio, canal de televisión además de los que estuvieron C5N y Canal 9, además arzobispado, Radio del Plata y Artemio López. El saldo para la empresa no fue bueno: no sólo se vio afectada seriamente su imagen ante los medios nuevamente, lo cual se reflejará en pérdida de proveedores y caída en las ventas, además sufrió un serio trastorno productivo al no poder alimentar a las gallinas a tiempo, ni retirar la producción para entregar los pedidos en fecha.
Las banderas que colgaron en la puerta de la granja “basta de trabajo infantil en el campo”, “no al trabajo infantil, no a la trata y explotación laboral” y “Cárcel a los esclavistas de Nuestra Huella” ya ha recorrido la puerta de la Casa Rosada mientras la Mesa de Enlace y Gobierno discutían, mucho antes en una noche de plena lluvia fueron los estandartes para escrachar a la sede comercial de Nuestra Huella en el barrio de Devoto. No solo eso. El rabino Sergio Bergman se comprometió públicamente a interceder por los trabajadores esclavizados. Mientras que el cardenal Bergoglio desde la plaza Constitución, la semana pasada, dio un mensaje en persona a Agustín Navarro Frías de 23 años. “El camino es la lucha

0 thoughts on “Crónica del primer bloqueo a la esclavista Nuestra Huella S.A.”
  1. Gracias, gracias por todo y en especial por los chicos. Ya publicamos la nota en nuestros blog y este viernes la comentamos en la radio. ¿Te llamamos Gustavo?.
    Sería importante que el arzobispado o el CONSUDEC tomen partido en el colegio religioso que la dueña de Nuestra Huella tiene en PILAR. ¿Con qué autoridad moral educa niños mientras somete a la esclavitud a otros?
    Este viernes lo que están haciendo, como siempre, tiene un espacio en “Cielo y Tierra”.

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