Este es el documento que se leyó en el acto en Plaza de Mayo que convocó para este miércoles la CGT sin distinción de banderas sindicales, o partidarias, solo Argentinas. La Alameda acompañó el acto y su titular el legislador porteño, Gustavo Vera, fue uno de los invitados especiales de los organizadores.
“El desánimo de los argentinos”
A lo largo de la historia el sindicalismo argentino siempre ha luchado por las justas reivindicaciones de los trabajadores. La opinión pública conoce sobradamente nuestras peticiones, muchas de ellas trascienden nuestro propio interés y seconvierten en inquietudes comunes.
Somos concientes que las verdaderas soluciones para nuestros reclamos no se encuentran en aisladas y parciales medidas reparadoras, sino en el conjunto de políticas económico-sociales que generen trabajo digno, impulsen la real potencialidad del campo y el desarrollo industrial en todo el territorio nacional; dando respuestas efectivas al evidente deterioro fiscal, el desempleo de los jóvenes, a la ausencia de inversiones y el déficit comercial externo de la industria, asignaturas pendientes que representan una gravosa hipoteca para los años venideros.
Naturalmente esas soluciones no llegarán por el camino adoptado del ajuste interno ni devaluando nuestro trabajo y el de nuestros activos en dólares. ¿Quién se beneficia con las últimas medidas económicas?: acaso a un puñado de empresas monopólicas mayoritariamente extranjeras dedicadas a la extracción de materias primas o al sector financiero?
Al mismo tiempo observamos con preocupación a los equipos económicos que rodean a los dirigentes políticos tanto en el oficialismo como en la propia oposición, porque hay mucho cerebro “formateado” por un sistema, que nos ha llevado a la decadencia de los últimos cuarenta años. Así se hace difícil vislumbrar el futuro. Entonces vale preguntarse: ¿dónde están los heterodoxos serios, los industriales con vocación nacional, los dirigentes capaces de trascender la coyuntura política, el congreso partidario que nos llevará al desarrollo?
En este contexto diga lo que diga la estadística oficial, con datos poco confiables, la desocupación amenaza como ya vemos en los cierres de plantas industriales, en la disminución de turnos laborables y en la suspensión de miles de trabajadores. Nos asomamos a un panorama sombrío donde los jóvenes ya afectados por el ajuste ven que al abuelo de la familia la jubilación no le alcanza, que sus padres no hallan solución a los problemas de salud en el hospital público y que sus hijos no encuentran plaza en la escuela.
Son estas las verdaderas causas las que promueven el desánimo de la sociedad argentina; el gran A. Jauretche decía:“Nada grande se puede hacer sin alegría”
¿Qué hacer? De nada sirve imitar al avestruz los problemas hay que enfrentarlos y encontrar las soluciones acordes al interés de las grandes mayorías.
Ya lo adelantamos en Mar del Plata y lo repetimos. Para nosotros la falta de seguridad ha dejado de ser un problema del oficialismo o de la oposición. Si no damos los pasos para garantizar la seguridad alimentaria, la del trabajo, la de la educación y la vivienda; y se combate a la pobreza, ésta seguirá afectando a los millones de argentinos que conviven dentro de ella.
Si se quiere luchar contra el flagelo del narcotráfico por qué no se investiga el derrotero de las sustancias químicas al mismo tiempo que se destruyen los bunkers; ¿no es más concreto anunciar una estrategia de mayor control sobre puertos, fronteras y aeropuertos?; ¿No es mejor un gran acuerdo nacional en la materia?; seguramente no se podrá evitar todo pero sería una buena señal.
Lo decimos desde la convicción, la inseguridad perfora todos los estamentos sociales pero son los trabajadores, los pobres y los excluidos los que padecen el drama de otra forma y los que pagan el mayor precio porque de esa situación se desentienden el entramado policial y el Poder Judicial. Cada vez hay más patrulleros y cámaras de seguridad en los barrios de las clases más pudientes mientras cada vez menos se protege a los vecinos de las barriadas donde el Estado aparece casi exclusivamente en función represiva haciendo de la juventud pobre el sospechoso de cualquier delito por simple portación de rostro.
No se confunda nadie, no es bala y represión lo que estamos pidiendo.
“Un Estado que no puede o sabe proteger a sus ciudadanos, pierde el rumbo y comienza a hipotecar el presente y el futuro de la Nación”.
¿Cómo no va haber desánimo en el pueblo? con menos producción industrial es inevitable la pobreza, con más inflación no tendremos mayor seguridad, es en la pobreza donde nacen todas las inseguridades.
Por eso es urgente promover cambios, cambios que sean posibles y necesarios para el futuro.
La CGT aspira a proyectar esos cambios en el escenario nacional, sin embargo está claro que para abordarlos primero tenemos que asumirlo y no parece ser la voluntad de un gobierno encerrado en su propio laberinto.
Por estas razones la CGT reitera su llamado a toda la ciudadanía, sin banderas políticas ni encuadramientos, sólo con la convicción de que alguien escuche este clamor popular.
Argentina, 14 de mayo del 2014.
CONSEJO DIRECTIVO
CGT RA