En la sede de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) fueron recibidos los trabajadores de la quebrada empresa Canale que por orden judicial está a cargo de los 87 trabajadores que quieren seguir fabricando el enlatado de los alimentos.

El obispo Fernando Maletti recibió a los trabajadores de la quebrada empresa metalúrgica Canale. Maletti, en calidad de integrante de la Pastoral Social Nacional, recibió y escuchó a cinco trabajadores de Canale que estaban acompañados por Néstor Escudero de la Alameda. Ellos explicaron al obispo, acompañado por el secretario ejecutivo de la Pastoral Social, Rubén Marchioni, las dificultades que afrontan con cuatro meses sin percibir un salario y que significa que por orden judicial están a cargo de la maquinaria y el predio de la metalúrgica Canale, en el partido de Lomas de Zamora.

Andrés Beer, uno de los trabajadores que participó de la reunión en la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), aseguró que “fue muy productiva, con mucha ayuda espiritual, y al obispo se lo notó preocupado  por nuestra situación. También se comprometió  a darnos una mano y gestionar una reunión con el ministro de trabajo bonaerense”.

Para los trabajadores el quiebre de la empresa es por su último dueño. “Camilo Carballo quiso llevarnos a esta situación. Primero nos dijo que no tiene plata, eso no le cree nadie, ya que él recibió un crédito de Fondear, liquido tres meses de sueldo y el resto se lo robó, no vimos producir nada, y ese crédito era exclusivamente para producción, después recibimos tres Repros y no pasó nada”, aseguró el vocero de los trabajadores Beer.

Carballo nunca fue detenido por el desfalco. “Nos sentimos estafados moralmente. Porque la temporada nuestra que va de noviembre  a marzo, cuando se levanta la cosecha del tomate, durazno, se embasa todo, como las legumbres, y la última temporada fue la mejor de los últimos ocho años, le pusimos el hombro, trabajando 12 horas por día. Muchos se endeudaron con créditos Procrear y bancos y esto ahora derrumba a la persona, muy desesperante llegar a tu casa y no tener q darle de comer”, relató a punto de quebrarse el trabajador metalúrgico en la planta de ocho hectáreas de Canale.

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