El sábado pasado, en el día del amigo, el titular de la Alameda le envió temprano una carta a su amigo Jorge Bergoglio a quien visitó el pasado 28 de junio que decía lo siguiente:
“Querido Jorge: No se si en Italia es el dìa del amigo, pero en la querida Buenos Aires donde nos conocimos luchando por causas nobles, lo es. Y vos para mi sos un amigo, un padre y lo que yo querría ser cuando sea más grande. No me refiero al papado, ni al Vaticano, ni a nada que tenga que ver con los cargos, sino a esa maravilla de seguir siendo siempre fiel a uno mismo, cualquiera sea la circunstancia, predicando con el ejemplo, optando por los más pobres y excluìdos, tratando de sentir el dolor que sienten ellos y siendo felices con las pequeñas y sencillas alegrias que tienen los que realmente sufren y paradojicamente producen toda la riqueza material de este mundo. Sabiendo nadar contra la corriente, disfrutando del sol, una paloma que se posa en tu mano, unos simples mates con carcajadas o la sonrisa de un niño. Y saber que eso es en verdad la felicidad. La felicidad de luchar por un mundo mejor de lo que encontramos para nuestros hijos, nuestros nietos y para los que vendrán.
En la noche del sábado, pese a la enorme cantidad de tareas que tiene en los preparativos de su viaje a Brasil, Jorge Bergoglio, hoy el Papa Francisco, le respondió desde Roma:
“Querido Gustavo: Muchas gracias por tu correo. Gracias por todo lo que hacés por el bien de la gente. Por favor, no te olvides de rezar por mí. Que Jesùs te bendiga y la Virgen Santa te cuide. Fraternalmente.
Francisco”.
Durante años Bergoglio acompañó la lucha de la Alameda en Buenos Aires a favor de las victimas de trata y trabajo esclavo y en lucha contra las mafias y en ese contexto se hizo amigo de su titular, Gustavo Vera a quien invitó a una audiencia privada el pasado 28 de junio donde repasaron los temas más importantes que solían debatir en Buenos Aires y que son a su vez temas globales como la lucha contra las mafias, el tráfico de personas y la asistencia y reinserción social de las victimas.
El próximo 2 de noviembre Gustavo Vera volverá a Roma, invitado por el Vaticano a disertar sobre la experiencia de la Alameda en el marco de un coloquio sobre trata y trafico de personas del que participarán, entre otros, el escritor Mario Vargas Llosa.
Pese a la distancia, la amistad que nació alrededor de la lucha por causas comunes, se mantuvo inquebrantable. A los 9 días de haber sido designado Papa, Francisco saludo a Vera por su cumpleaños y luego mantuvieron un dialogo regular en todos estos meses, del que se recuerda el mensaje que Bergoglio le envió a su amigo para que difunda la solidaridad del Papa con el pueblo Q’om a quién desea que sean escuchados. Gustavo Vera volvió a Buenos Aires de Roma con varios sueños cumplidos: las remeras de la Alameda, de los cartoneros de la cooperativa El Álamo y la camiseta de su equipo favorito, Atlanta, dedicadas por el Papa Francisco.
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