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En la inspección al taller esclavo de Cara y Cruz ocurrió algo particular. Es que los propios empleados de la marca al llegar al taller clandestino entregaron un remito, por un total de 651 jeans y 1080 chonbas, que avala la legitimidad de las prendas que se estaban produciendo en condiciones ilegales. Esto demuestra que no se trata de falsificación de marcas como infinidad de veces argumentan para salvarse los empresarios.
El taller clandestino de Cara y Cruz, marca que promociona el boxeador Sergio “Maravilla” Martínez, quedaba en la calle Bogotá 3723, en el barrio de Floresta. Este taller fue inspeccionado el 2 de enero y hace pocos días, el martes 7, por una nueva inspección se supo que se habían retirado las maquinarias por lo que el taller quedó totalmente desactivado.
Esto demuestra que sin decomiso judicial de las maquinarias, para resarcir a las víctimas, los esclavistas optan por mudarse de inmueble y seguir sometiendo a la esclavitud a los costureros en beneficio de las grandes marcas de ropa.
Los inspectores de la Dirección Nacional de Migraciones constataron que de los ochos costureros de nacionalidad boliviana seis no contaban con DNI. Esto viola la ley de Migraciones, por lo tanto es un delito federal.
Asimismo se verificaron tres dormitorios, mientras que en el fondo del taller se encontraba el depósito y una cocina. En ese momento los inspectores de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) detectaron que el lugar no contaba con habilitación, tampoco había iniciado el trámite. Le faltaba luces de emergencia, carteles de salida, sin matafuegos y tablero de alimentación reglamentario. En la parte eléctrica los cables 22v expuestos al alcance de la mano en el sector planchado. La caldera tampoco estaba habilitada, ni planilla de mantenimiento y seguro de responsabilidad civil.
Los trabajadores dijeron a los inspectores que su jornada laboral alcanzaba las 10 a 12 horas, recibiendo una paga de 900 a 1200 pesos por mes. La OIT considera reducción a la servidumbre a la jornada de 12 horas.
Allí también se producía para las marcas: The Chaval (remeras), Delta (jeans) y Gerry & Sons (pantalones de joggin para niños).
Donde se instaló el taller es propiedad de la inmobiliaria “La Chica Propiedades”, ubicada en Avellaneda 3955, en el barrio de Floresta, teléfonos: 4671-8448 / 46725162. Estos, al igual que los vecinos, reconocieron que no existía más el taller textil. Mientras que la clausura quedó asentada en la comisaría N° 43.