Por Lucas Schaerer
Alejandra López Camelo, presidenta de la esclavista empresa Nuestra Huella S.A. ayer miércoles 2 quedo arrinconada en los tribunales laborales. La rodeaban hombres a sueldos. Los cuervos y los azules del poder. López Camelo fue escondida en las oficinas de esos tribunales hasta que se retiró la Alameda. Teme. Sabe que hay muchos en defensa de su ex esclavo, Oscar Taboada, que cuando se liberó, la denunció y empezó a organizar a los otros esclavos de las granjas. Por supuesto terminó echándolo y él se convirtió en el pionero del grupo que ahora están decididos a enfrentar a los explotadores de sus hijos y otras familias reducidas a la servidumbre que aún no se animan a liberarse en esos alejados costosos campos de la localidad de Pilar.
No era una patota sindical, ni barras lo que estaban afuera mientras se desarrollaba la conciliación entre Nuestra Huella S.A. y el trabajador ex esclavizado Taboada. Con cánticos, pirotécnica, panderetas y medios estaban las costureras, estudiantes, el rabino Damián Karo, amigos, vecinos y militantes de la Alameda, más los uniformados recicladores, los cartoneros de la cooperativa El Álamo y los militantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) con Juan Grabois a la cabeza. Varios de estos mismos, en septiembre, bloquearon a la granja Nuestra Huella, y ahora volvieron para bancar a Taboada desde las 11 hasta las 14 bajo los rayos del sol. En Diagonal Norte al 700 el objetivo era meterle presión a la justicia para que cumpla con las leyes y obligue a la empresa a reincorporar al primer denunciante de trabajo infantil, que siendo padre de seis hijos y despedido en el mes de noviembre del año pasado rechazó una coima de cincuenta mil. El delegado del gremio UATRE, José Luis Cáceres, le ofreció 50 mil pesos para desdecirse de sus denuncias. No solo Taboada lo rechazó sino que grabó la conversación con Cáceres y salió publicada en todos los medios además de la correspondiente denuncia penal. UATRE de Gerónimo Venegas quedando ante la sociedad del lado de los esclavistas.
Horas esperando con cánticos y ruido hasta que me mandé para el séptimo piso, al juzgado Nº 6. Allí estaba la audiencia de conciliación y por supuesto la presidenta de la esclavista Nuestra Huella S.A. proveedora de huevos a grandes cadenas de supermercados –Coto, Disc, Carrefour- y exportadora.
Entré al edificio de la justicia laboral pese a la custodia policial de la puerta y al jefe de la brigada de la comisaría 2ª que aparece en cada manifestación del microcentro. Este funcionario policial no identificado estaba a un metro del ascensor pero el tipo no me vio.
Los pasillos ahí son estrechos. Bancos de madera de cada lado. Al fondo a la derecha el juzgado, su sala de audiencias y la mesa de entrada. A Alejandra López Camelo, presidenta de Nuestra Huella, la ubicaba porque estuvo el día del bloqueo de las granjas. Había aparecido sorpresivamente en una cuatro por cuatro conducida por Sergio Bivort, el ex intendente de Pilar devenido en chófer y ahora abogado, más una escribana. Querían comprobar en ese momento como el bloqueo no los dejaba entrar a las granjas donde esclavizan niños, reducen a la servidumbre a todas las familias inmigrantes, bolivianas o paraguayas. López Camelo es una mujer de rulos, bajita que en la vía pública usa grandes anteojos oscuros y la rodeaban dos abogados. Así que no era difícil ubicarla en ese estrecho espacio y ante tanta evidencia de sus apariencias. No estaba la empresaria pero si un secretario del juzgado con estómago resfriado.
-Che, qué me contas que están los de la alameda abajo haciendo quilombo? Preguntó un tipo cualquiera a uno que salía del juzgado Nº 6, a cargo de María Isabel Fernández, a fumar.
-Vino un tipo que dice ser empleado, que estuvo esclavizado, y un montón de cosas más. Pero nada de pruebas aportó. Así que esta causa se cae. La jueza no falla a favor, respondió el fumador judicial.
Tras esa charla lo encaré. Le pedí explicaciones acerca de sus dichos por la falta de pruebas y que el fallo no salía favorable a la víctima.
-No…para…esto no te lo puedo decir –dijo titubeando-. No estoy autorizado.
Pero bien que antes se despachó con tuti delante de todo el mundo.
-Entrá a esta página web y ahí te vas a enterar de la causa.
-Y López Camelo dónde esta?
-No, ya se fue.
Estaba resguarda dentro del juzgado o en otro piso de este inmenso laberíntico edificio. La empresaria avícola aún no había salido del edificio que tiene solo una salida y entrada por Diagonal Norte. Bajé y Oscar Taboada estaba con sus aliados. A los minutos la federal cierra las puertas y ya no dejaba el ingreso de nadie. López Camelo estaba en el pasillo de la planta baja acobarda por sus propios fantasmas.
Los datos crudos y entrevista
El expediente 35482 se inició por conciliación entre el trabajador despedido Oscar Taboada y la empresa Nuestra Huella S.A. La jueza que llamó a las partes y tramita la causa es María Isabel Fernández, a cargo del juzgado Nº 6. Taboada tiene como abogados Pablo Sernani y Rodolfo García. Los abogados por Nuestra Huella son Marcelo Tropiano y Jaime Seoane.
La causa se inició a raíz de ser despedido por activismo gremial, conformó la Unión de Trabajadores de Granjas Avicolas (UTGA), y ahora quiere ser reincorporado.
En la audiencia no hubo conciliación. Se abrió la apertura a prueba y habrá una próxima audiencia el 18 de este mes. En esa nueva audiencia habrá exposición de las partes y reconocimiento de la documentación aportada. Mientras que para el 21 y 22 se tomarán declaraciones a los trabajadores de las granjas.
El abogado Rodolfo García me anticipaba que esas declaraciones no serán favorables. “Imagínate que a los trabajadores les dicen que si vienen a mi estudio con Taboada los echan. Estas declaraciones están en el marco de una extorsión. Ellos viven ahí, trabajan allí. Que otra cosa pueden declarar. Igual la empresa se siente acorralada. Dieron sobres con plata y llegan a tal punto que después del último allanamiento empezaron a pagar medio sueldo a las mujeres y tras el bloqueo y la avanzada de la UTGA pagan el sueldo completo, y entregaron uniformes. Es notorio que quiere desgatar a los que están luchando y atemorizar por otro lado a los que se puedan emancipar”.
Taboada ha iniciado más causas judiciales contra Nuestra Huella. Denunció en la justicia penal trabajo infantil, trata de personas y reducción a la servidumbre. Esto en un juzgado de Zarate. La otra causa es por discriminación y es un amparo en Exaltación de la Cruz.
A la lucha pionera de Taboada se sumó el matrimonio de nacionalidad paraguaya Agustín Navarro Farias Marisol Díaz Merelles, la otra familia pero boliviana Carmen Vera Vargas y Eduardo Barrera Cruz –quien se cortó la pierna en horario laboral-, y María Soledad Garzón, ella declaró primero a favor de Nuestra Huella y tras el suicidio de su marido declaró la verdad y presiones que recibían constantemente de los dueños.
Todos ellos están despedidos por emanciparse contra la esclavitud^, y solo Agustín consiguió un fallo para ser reincorporado y no se cumple. Las familias están muy mal económicamente. Con trabajos temporarios y ultraprecarizados algunos van sobreviviendo y peleándola. Los abogados le aportan dinero de su bolsillo, se han echó peñas para bancar la lucha y constantemente reciben comida y donaciones de ropa de la Alameda. Pero suman un agravante. La salud de sus hijos. Padecen problemas de salud provocados por lo insalubre del ambiente de trabajo y en la mayoría de los casos, las secuelas son incurables. Todos ellos igual han conseguido permanecer con sus viviendas en las granjas, el único techo con el que cuentan pero sin sueldo alguno con que mantenerse.