La lucha contra el trabajo esclavo en la Argentina: El caso de la Alameda

ByLa Alameda

Oct 31, 2009

AlamedaPor Camila Montero y Ayelen Arcos

Aquí tenemos un breve artículo escrito para un medio de Brasil que sintetiza la historia de la Alameda, su origen, evolución y principales luchas que viene desarrollando contra la trata, el tráfico de personas, el trabajo esclavo e infantil. Bueno como introducción para quienes no nos conocen.

“Las asambleas populares son hijas de la rebelión del pueblo argentino contra el régimen de concentración y exclusión que primó en las últimas décadas. Son la escenificación natural de la consigna que unificó a las decenas de miles de personas que ganaron las calles en todo el país el 19 y 20 de diciembre del 2001: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Embriones de poder alternativo basados en la democracia directa donde se comienzan (…) a tejer nuevamente los lazos de solidaridad social profundamente dañados y atomizados durante la década del ´90”[1].

Gustavo Vera, Pte. Fundación “La Alameda”

El 19 y 20 de Diciembre del 2001 en la Argentina se produjo una de las movilizaciones populares más importantes de la historia del país. En diferentes ciudades la población inundó espontáneamente las calles exigiendo (y logrando finalmente) la renuncia del entonces presidente Fernando De la Rua. Tal fue la magnitud del estallido popular que el gobierno respondió con una dura represión policial que asesinó a más de 20 manifestantes.

Las formas de manifestación fueron muy variadas: “cacerolazos”, marchas en las principales avenidas, cortes de rutas y calles y asambleas auto convocadas por vecinos que buscaban soluciones a los problemas del barrio.

Los protagonistas de esta rebelión popular provinieron de diferentes sectores sociales, lo cual se reflejó en la variedad de las consignas que se planteaban en cada asamblea. Así, desocupados, trabajadores terciarizados y precarizados, la clase media ahorrista, estudiantes y jubilados encontraron un espacio de lucha común que, como bien se expresa en la cita precedente, había sido fuertemente dañado por años de políticas neoliberales que rompieron los lazos de solidaridad social. A pesar de la diversidad de las demandas, la mayoría se unió en torno al rechazo a la dirigencia política y a las formas tradicionales de conducción y participación.

¿Por qué el 20 de Diciembre del 2001?

La implementación de políticas privatizadoras en los noventa bajo la presidencia de Carlos Menem terminó de entregar a las transnacionales el patrimonio natural e industrial (telecomunicaciones, cuencas mineras, aeropuertos, etc.). Este proceso había comenzado durante la última dictadura militar de 1976 a fuerza de la represión sangrienta de todos lo sectores de la población movilizada, un aumento de la desocupación sin precedentes y la consecuente disminución del ingreso en los sectores populares.

Como resultado de esto, el escenario previo al 2001 se caracterizaba por un enorme crecimiento de la brecha de desigualdad entre los más ricos y los pobres, llegando a tener un 30% de la población por debajo de la línea de pobreza.

El gobierno de De la Rua (1999-2001) solo intensificó este proceso de empobrecimiento, llegando a recortar en un 13% el presupuesto a la Educación, disminuyendo aún más el salario de los trabajadores y reteniendo los ahorros bancarios de la clase media.

Solo a partir de este contexto se puede entender el surgimiento de la Asamblea Popular de Parque Avellaneda “La Alameda” en la ciudad de Buenos Aires, una de las tantas asambleas surgidas en este período, pero una de las pocas que perduró en el tiempo, manteniendo sus consignas iniciales y ampliando el espectro de sus luchas.

¿Qué es La Alameda?

La principal problemática del barrio Parque Avellaneda era la gran cantidad de trabajadores desocupados. Estos fueron los que inicialmente trataron cubrir las necesidades de alimentación de los vecinos, creando un comedor popular a partir de lo que cada vecino podía aportar. Recuperaron un local abandonado en la principal esquina del barrio y comenzaron a desarrollar diversas actividades culturales y productivas.

Muchos de los que concurrían cotidianamente al comedor eran trabajadores bolivianos que estaban sometidos a condiciones de esclavitud en talleres textiles clandestinos de la zona. Estos costureros relataban cómo habían sido traídos bajo engaños o por la fuerza, denunciaban jornadas laborales de entre 12 y 18 horas y cobraban salarios miserables. Estos talleres eran, a la vez, sus lugares de vivienda ya que allí se ubicaban sus pequeñas habitaciones en las que convivían hacinados con otras familias. Era frecuente el maltrato y los abusos por parte de los dueños de los talleres, el encierro, el secuestro de la documentación y el sistema de “cama caliente”, que consiste en una cama al lado de la máquina, donde un costurero duerme mientras su compañero cose para luego rotar el turno. De esta manera lo único que el costurero hace mientras está despierto es trabajar.

Ésta no era una situación excepcional: en la Argentina se calculan más de 20.000 talleres clandestinos que abastecen a reconocidas marcas de indumentaria cuya producción se comercializa en los shoppings más importantes del país. La principal herramienta para luchar contra este sistema esclavista fue recurrir a la Ley de Trabajo a Domicilio (12.713) vigente desde el año 1941. Ésta establece que las marcas son directamente responsables de las condiciones en las que se produce en los talleres. De este modo y gracias al trabajo conjunto entre la Alameda y abogados de Derechos Humanos, nace la megacausa judicial en la que están implicadas casi cien marcas por reducción a la servidumbre y tráfico de personas.

Otra herramienta esencial para revertir estas condiciones de explotación fue acercar la problemática del trabajo esclavo a los trabajadores de fábricas en blanco. Con ellos y a través de la creación de la Unión de Trabajadores Costureros (UTC) se busca la recuperación del Sindicato, fuertemente criticado por su complicidad con los grandes fabricantes y los escasos logros en materia salarial. La UTC aspira a nuclear a todos los trabajadores del sector, ya que la existencia del trabajo esclavo abarata los costos y hace innecesario que las marcas tengan fábricas con trabajadores en blanco.

Con algunos de los costureros liberados de los talleres clandestinos se creó la Cooperativa Textil 20 de Diciembre. Con ella nace la marca propia “Mundo Alameda”, libre de trabajo esclavo.

En 2006 ocurrió un hecho que cambió el curso de la lucha de la Alameda: un taller clandestino ubicado en la calle Luis Viale de la Capital Federal sufrió un trágico incendio que se cobró la vida de 2 costureros y 4 niños que vivían en el lugar. A partir de aquí, y con la condena social que el hecho produjo, el Estado Nacional y Municipal tuvieron que responder a las demandas que la Alameda exigía desde su creación.

La Alameda impulsó un plan de documentación nacional que regularizó la situación migratoria de miles de trabajadores que ahora pueden acceder al trabajo en blanco. Además, en el 2009 se inauguró el Polo Textil, un predio coordinado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial que intenta establecer una forma de producción sostenida sobre el trabajo digno. Allí funcionan Cooperativas Textiles, una de las cuales trabaja con maquinaria expropiada a un fabricante esclavista. Este fallo judicial fue consecuencia de una denuncia realizada por la Alameda.

Uno de los principales logros de esta asamblea fue mostrar que la ropa con las que nos vestimos es producto del trabajo esclavo. Es importante que entendamos que no es solo un problema de falsificación de marcas o ferias clandestinas, sino que las grandes marcas que observamos en comerciales, que cuestan cientos de dólares y que muchos sueñan con vestir se sirven exclusivamente de la explotación brutal de hombres, mujeres y niños.

Ampliando las luchas: la esclavitud fuera de los talleres

A partir del 2008 la Alameda comenzó a luchar contra la esclavitud en distintas ramas de la economía, no solo en la indumentaria. En este camino se denunciaron redes de prostíbulos que esclavizaban mujeres traídas mediante engaño o secuestro. La metodología utilizada fue la misma que la empleada en la lucha contra los talleres clandestinos: cámaras ocultas con declaraciones de las víctimas, manifestaciones públicas y denuncias judiciales. La primera red se ubicaba en todo el perímetro del Departamento central de Policía, poniendo al descubierto una mafia que implicaba directamente a las fuerzas de seguridad del país. Con ello, la Alameda ganaba nuevos y más poderosos enemigos. El resultado más impactante de esta lucha hasta el momento fue el cierre de las tres manzanas de prostíbulos que se ubicaban en la capital de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina a principios del 2009. Allí se calculaban más de 300 mujeres víctimas de tráfico, que generaban una ganancia de millones de dólares anuales a unas pocas y poderosas familias de la región.

La abolición del trabajo infantil en el campo se sumó al conjunto de reivindica-ciones defendidas por la Alameda. Miembros de la organización, disfrazados de boy scouts, visitaron y registraron con sus cámaras a niños de entre 2 y 14 años trabajando en condiciones insalubres junto a sus familias en la recolección de huevos en la provincia de Buenos Aires y en la cosecha de calabaza, tomate y ajo en la provincia de Mendoza.

Esta lucha hubiese sido imposible sin el trabajo conjunto con el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que nuclea a miles de cartoneros[2] en Cooperativas. Con ellos continuamos peleando por un sociedad sin esclavos ni excluidos.

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[1] Vera, G. (2002) “Las asambleas llegaron para quedarse” En: Bielsa, R., Bonasso, M. et al. Qué son las asambleas populares Ediciones Continente, Buenos Aires.

[2] Trabajadores que recolectan cartón en la vía pública para ser reciclado. El MTE es pionero en organizar a estos trabajadores en forma colectiva, logrando mejorar y dignificar las condiciones de trabajo de 1.700 hombres y mujeres.

0 thoughts on “La lucha contra el trabajo esclavo en la Argentina: El caso de la Alameda”
  1. mis felicitaciones por el trabajo y por el premio de la revista 23 que estan considerados entre la gente grande de buenos aires ya estan haciendo ruido y eso es bueno suerte edu

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