El siguiente reportaje fue publicado en el segundo diario de distribución en la Ciudad de Mar del Plata, El Atlántico. La entrevista fue realizada por Belén Cano a Patricia Gordon, psicóloga e integrante de la Fundación Alameda, quien reafirmó que en Mar del Plata existe el trabajo infantil, tal como se desprende de las cámaras ocultas realizadas en el cordón frutihortícola de Sierra de los Padres
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Las cámaras ocultas que realizó la Fundación Alameda hace poco más de un año dieron cuenta de la presencia de menores en las quintas de Batán y Sierra de los Padres, lo que derivó en denuncias y allanamientos.
La Justicia sigue investigando y en el día mundial contra el trabajo infantil, Patricia Gordon, psicóloga e integrante de la agrupación que cumplió 10 años de lucha, dio cuenta de esta situación y planteó: “Esto es un delito, y además los niños y las niñas pierden tiempo de jugar, que es el mejor tiempo que tienen”.
“A partir de la denuncia que se hace por las quintas del cordón frutihortícola del cordón de Batán y Sierra de los Padres, lo que pudimos comprobar en aquel momento -a raíz de las investigaciones que realizamos y las denuncias de referentes barriales que venían trabajando en el tema- es que había menores de edad, incluso chicos muy pequeños, trabajando en estas quintas, en diferentes tipos de actividades, pero generalmente asociadas con la recolección de frutas y verduras”, explicó Gordon. “Se nos quiere presentar a la sociedad como que forman parte de una tradición cultural”, cuestionó la profesional, en relación a las declaraciones que en su momento realizó el delegado de Sierra de los Padres, Juan Carlos García, que había despertado el repudio de distintos sectores y una denuncia en el Inadi por discriminación. “García es un mínimo ejemplo de lo que ocurre en otros sectores. Y lo peor de todo, en personas que quizás ocupan un cargo público, que niegan permanentemente la existencia de la explotación infantil. En Mar del Plata hay explotación infantil, como hay en muchos lugares del mundo, pero esa es la postal que generalmente se oculta, que se prefiere no mostrar”, aseveró.
Enseguida, Gordon planteó: “En estas investigaciones pudimos comprobar -inclusive hay cámaras ocultas que así lo demuestran- que había niños que estaban trabajando, en desmedro de todo otro tipo de actividades que tienen que hacer los chicos en determinadas edades, más allá de lo que dice la ley, que los menores no pueden trabajar”.
Consultada por los efectos que el trabajo infantil tiene sobre los niños y las niñas, determinó: “Lo primero que tenemos que tener claro, desde una visión más macro, es que esto es un delito. Quien esté forzando a un chico a trabajar, o lo esté convenciendo, o esté convenciendo a su familia para que ese chico trabaje, o por presión de sus patrones esté trabajando para obtener un dinero sin el cual no podría sobrevivir, eso configura un delito”.
Al referirse a las consecuencias psicológicas y de salud en un niño o niña, señaló que son múltiples. “Por un lado, pierden el tiempo en que ellos tendrían que estar pasándolo en la escuela, aprendiendo, jugando, recreándose, en contacto con otros chicos, entretejiendo otros vínculos. El trabajo en niños provoca cansancio, problemas físicos, los chicos que están en quintas están expuestos a los agrotóxicos, y eso también lo pudimos comprobar cuando hicimos las investigaciones que dieron lugar a las posteriores denuncias del Frutillar, Costa Mar y Guido Rueda”.
“Estos problemas de salud derivan muchas veces en problemas graves”, aseguró. El caso de Ezequiel Ferreyra muestra hasta dónde puede llegar. El niño murió como consecuencia de un tumor que ya había ocupado todo su cerebro.
“La corta vida de Ezequiel transcurrió la mayor parte de su tiempo entre la sangre y el guano de las gallinas y manipulando venenos con elementos cancerígenos de la empresa Nuestra Huella para cumplir a rajatabla con los topes de producción que la patronal le imponía a su familia”, indican las crónicas de noviembre de 2010.
“Es una gran herida -toda la sociedad la tiene-, pero Alameda la tiene porque estuvimos con la denuncia muy cercanos al caso. Es el ejemplo más crudo que tenemos. Pero si no nos vamos tan lejos a Pilar, sino a las quintas que tenemos en Mar del Plata y nos vamos a la zona y hablamos con los pediatras, y los médicos que están en las salitas, nos vamos a anoticiar de todas las enfermedades respiratorias -por ejemplo- que tienen los chicos”, expresó la referente de Alameda Mar del Plata.
“No es la primera vez que nos vamos a enterar que un niño se duerme en la escuela, pero no solamente por hambre, sino también por el cansancio que le provoca haber estado tantas horas trabajando”, explicó Gordon.
Y desde una visión psicológica sumó: “Hay un desacomodamiento y un desorden en la subjetividad y en la construcción de esa subjetividad –no nos olvidemos que muchas veces estamos hablando de niños muy pequeños- que hace que vayan incorporando que la vida es esto, y que no hay otra posibilidad y que las cosas tienen que ser así. Pierden el tiempo de aprender y de jugar que es el mejor tiempo que tiene un niño o una niña”, concluyó.
TRABAJO Y ESCUELA
Al analizar de qué manera el trabajo infantil afecta los principales indicadores escolares, las conclusiones de la Organización Internacional del Trabajo indican:
– El trabajo infantil genera una disminución en la matriculación en la escuela primaria y afecta de manera negativa las tasas de alfabetización entre los jóvenes.
– Existe una clara evidencia de que cuando los niños trabajan y van a la escuela, a medida que las horas de trabajo aumentan, disminuye la asistencia a la escuela.
– Altos niveles de trabajo infantil están asociados con resultados más bajos en el Índice de Desarrollo de la Educación, que mide el rendimiento de la educación primaria universal, la alfabetización de adultos, la calidad de la educación y la igualdad de género de un país.
– Existe una importante relación entre el nivel de la actividad económica de los niños y las tasas de repetición de la escuela primaria. La repetición de grado con frecuencia lleva a que los niños abandonen la escuela.
– Los niños y niñas trabajadores rurales tienen la tendencia a estar entre los más desfavorecidos. Las niñas con frecuencia tienen una carga doble de trabajo dentro y fuera del hogar, que pone en peligro su escolaridad.