Los gremios, movimientos sociales, y referentes políticos convocaron más de 800 mil personas bajo la lluvia, este sábado 20 de octubre, ante la Virgen de Luján. “Paz, pan y trabajo” el lema que convocó a esta multitudinaria misa y oración interreligiosa en la calle, con un escenario montado frente a la basílica de la virgen patrona de nuestra patria.
La homilía del obispo de Mercedes-Luján fue muy clara y lapidaria, sin rodeos al denunciar el “sistema globalizado de avaricia” y colocó a la iglesia junto al pueblo. “La Iglesia no quiere estar ausente en la historia”, avisó Agustín Radrizzani, durante la misa ofrecida a quienes movilizaron convocados por el frente sindical liderado por el camionero Hugo Moyano y frente a múltiples dirigentes políticos, como el referente de la Alameda Gustavo Vera e intendentes del peronismo.
En ese marco, Radrizzani remarcó que el pueblo “no quiere tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordine al más débil”, que suena a las potencias económicas en dominación de países del tercer mundo, sobre todo a la hora de los préstamos internacionales, y clamó por un proceso de “auténtico cambio”. Y uno de los momentos de mayor aplausos cuando sostuvo que “no nos dejemos robar la comunidad” para añadir que “ninguno de los problemas se puede resolver sin la interacción entre el Estado y el pueblo. Si realmente queremos un cambio positivo tenemos que asumir humildemente nuestra sana interdependencia pero interacción no es nunca sinónimo de imposición”, subrayó el arzobispo lujanense que en el contexto del rechazo de diversos obispos católicos al acuerdo del gobierno nacional con el FMI y más aún sobre el concepto que el mercado resuelve todo. De allí que el arzobispo de Luján, que organizó la misa junto a su obispo auxiliar y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), monseñor Jorge Eduardo Scheinig, profundizó su homilía diciendo que “el futuro de la Nación no está únicamente en manos de los dirigentes, está fundamentalmente en manos de nuestro pueblo, en su capacidad de organizarse y también para lograr este proceso de auténtico cambio”.
Para concluir su homilía, el prelado citó al papa Francisco: “No nos dejemos robar el entusiasmo. No nos dejemos robar la esperanza. No nos dejemos robar la alegría permanente. No nos dejemos robar la comunidad. No nos dejemos robar el evangelio. Y, finalmente, no nos dejemos robar el ideal del amor fraterno”.
Antes de finalizar la misa ecuménica y tras escucharse fuera de micrófono el cántico “Patria sí, colonia no”, el arzobispo de Lujan destacó la masiva convocatoria: “Es un hormiguero de gente, dicen que están cerca de 800 mil personas, llegamos casi al millón”.
El texto de la oración ecuménica surgió de reuniones previas entre el pastor Néstor Míguez (Federación Argentina de Iglesias Evangélicas), el pastor metodista Fernando Suárez (Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos), los sheij Móshen Alí (Casa para la Difusión del Islam) y Karim Paz (mezquita Taujíd), el periodista Jorge Elbaum (Llamamiento Argentino Judío) y el arzobispo Radrizzani. En la lectura participó el sacerdote Sergio Gómez Tey.
En el altar había un retrato del cura villero y asesinador por la Triple A, Carlos Mugica, con la frase “dar la vida por los pobres”. También fue activa la presencia de los sacerdotes Domingo Bressi -legendario compañero de Mugica-, Juan Carlos Molina (salesiano ex titular del SEDRONAR) y Ricardo Castillo, que integran el grupo Curas en la Opción por los Pobres.
En las oraciones leídas por los diversos referentes religiosos se habló de “la división en cuestiones estériles, donde la violencia no para crecer y sobre los mas débiles” y que “crece el número de pobres, falta la tierra y el techo, mientras se deterioran los hospitales y la salud como la escuela publica”, y que se “sufre un poder judicial que cree que hace justicia desechando el principio de inocencia”.
La inflación también estuvo presente. “El pan se encarece y se especula con el precio de los alimentos y los mas pobres sufren hambre” como “la falta de trabajo, los despidos masivos y la flexibilizacion laboral donde muchos tienen salarios injusto y las jubilaciones no alcanzan por un sistema económico en clave egoísta que prioriza la especulación financiera en detrimiento del trabajo”.
A lo último los religiosos clamaron para que las autoridades convoquen a una concertación de todos los sectores para cambiar el modelo. “Rezamos para que los que nos gobiernan oficialismo u oposión cambien este modelo económico que pone en peligro la vida y la paz social y convoquen a un acuerdo social de todos los sectores en defensa del trabajo”,
Asimismo para los organizadores hubo una oración especial “a los trabajadores y sus sindicatos para que perseveren en la defensa de los trabajadores que son también derechos humanos y defensa de la dignidad”.
La dirigente sindical y diputada nacional, Vanesa Siley, leyó la oración por la patria, se cantó el himno nacional y el obispo pidió la última bendición “para los presentes, sus agrupaciones y objetos religiosos. Luego vinieron los viva para la virgen de lujan, y el Papa Francisco.