La clandestinidad de la industria textil le quitó la vida a una nena de 11 años. En el barrio de Mataderos la falta de políticas públicas del Estado para combatir la esclavitud empresarial provoca la novena muerte en un taller textil clandestino en la Ciudad que gobierna el PRO.

Mariana Ramos, una niña de 11, falleció este domingo producto de un incendio en el taller clandestino de costura donde vivía junto a su familia en el barrio porteño de Mataderos.

El Estado porteño lleva sobre sus hombros nueve víctimas fatales producto de una industria textil que el 78 por ciento de su producción se basa en la clandestinidad con tráfico de personas y reducción a la servidumbre.

Militantes de la Alameda se acercaron a la casa-taller, ubicada en Cañada Gómez 2765, no había consigna policial, ni faja judicial alguna, sólo habían bajado la persiana metálica y semidestruida y el pasillo lateral de la edificación, que comunica varias viviendas, con rastros de las llamaradas de fuego.

Uno de los vecinos contó a Página/12 que el incendió se desató alrededor de las nueve de la mañana en la habitación donde dormía la nena con su mamá y su hermano de 4 años. En la otra habitación, viven la tía de la nena con su pareja y tres hijos. Y al frente, están las máquinas de costura, y los cortes de tela que recibió unos días antes, que no llegaron a ser afectados por el incendio.

Desde la Alameda creemos que la investigación judicial debe descubrir quien proveía de telas y maquinaria a este taller textil clandestino e ir justamente sobre los fabricantes que tercerizaron la producción.

La muerte de Mariana vuelve a mostrar que la política pública para reconvertir la industria textil esclavista aún no sucedió pese a que se acumula la tercer tragedia en la Ciudad que hace más de una década gobierna el PRO.

Por eso insistimos a los organismos del Estado en seguir replicando la única experiencia de incautación de maquinaria a talleres textiles clandestinos reutilizadas para construir el primer Centro Demostrativo de Indumentaria.

Asimismo, venimos impulsando dos proyectos de ley, uno que es la auditoria de marcas, que significaría la presentación del listado de costureros que los proveen, y la ley de proveedores del Estado, que como venimos informando más del 70 por ciento de los proveedores del Estado porteño son empresas sin empleados, lo que demuestra que en realidad son empresas fantasmas que sirven de fachada para ocultar la clandestinidad de talleres de la muerte, sea por incendios, o enfermedades como tuberculosis.

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