Una nota para el tercer número del mensuario virtual de la Fundación Alameda, www.agendaoculta.net:
http://www.agendaoculta.net/2012/10/la-represion-permanente.html
El carácter mafioso de la Policía Bonaerense y su responsabilidad en la desaparición y asesinato de miles de jóvenes de los sectores más vulnerables de la población. Un aporte al debate sobre la inseguridad.
* por Familiares y amigos de Luciano Arruga
La Policía Bonaerense tiene un prontuario que muchos conocemos pero no terminamos de dimensionar. La misma tiene entre sus filas a aproximadamente 10.000 efectivos que trabajaron durante la última dictadura militar, más retirados y exonerados reincorporados todos los días; por tal motivo se mantienen intactos métodos de control y muerte. La diferencia entre los efectivos que operaron durante la última dictadura y los que actualmente trabajan en “democracia” es que esta vez las víctimas son otras, los muertos por gatillo fácil o desaparecidos son jóvenes pobres. La policía ejecuta la política de Estado, es la expresión más cruel de ella y se lleva una vida cada 28 hs.
Desde 1983 hasta 2011, se registraron 1.510 asesinatos en la Provincia de Buenos Aires. Esta cifra representa el 45 % de los casos registrados en todo el país (3.393). La mitad de las victimas de gatillo fácil son jóvenes pobres de entre 15 y 25 años.
Hoy se trata de una represión distinta, silenciada, ocultada por todos los sectores de poder, es una represión permanente. Las víctimas están absolutamente desprotegidas. No las salva decir que no, ni decir que sí.
El secuestro y la desaparición de Luciano Arruga vienen a dejar en evidencia, gracias a muchísimas personas y organizaciones que supieron actuar en conjunto, a la intrínseca cualidad mafiosa de la corporación policial. Empezamos a asumir el desafío de ocupar un enorme espacio vacío, porque no había qué decir. Nos introducimos sin permiso en el debate por la inseguridad, nos introducimos como interlocutores válidos para hacer denuncias contundentes: la maldita policía generaba la inseguridad. La policía es una corporación mafiosa y autónoma por decisión política. Y eso quiere decir que podemos denunciarla en todos los lugares a los que vayamos. Podemos hacerlo público, podemos lograr que la cualidad corrupta de la policía sea noticia nacional, que todos se preocupen por eso, pero cuando volvamos a nuestras casas nos van a amenazar igual. Y ese es quizás uno de los hechos que más da cuenta de su extremo carácter mafioso: la amenaza.
Pueden pasar años, pero si les sigue molestando lo que hacemos, nos seguirán amenazando. Por suerte no tenemos miedo o, como dijo una vez Nilda Eloy (luchadora testigo en el juicio contra Miguel Etchecolatz, estuvo desaparecida junto a Julio López): “yo creo que todos tenemos miedo, lo que hay que lograr es que ese miedo no te paralice, y que el mismo miedo te impulse a seguir”. Y a esta altura, cargando con esta historia, llevando este dolor como bandera, sabemos bien que la amenaza es una parte más de esta lucha, que a veces nos angustia, pero nunca nos paraliza. Nosotras y nosotros somos conscientes de que pasan años hasta obtener algo de justicia, somos conscientes de que tal vez nunca volvamos a saber nada de Luciano, sabemos que esta lucha no tiene fin, pero sí tiene herederos y herederas, sí hay quienes continúen nuestro incipiente recorrido, y nos queda algo que no tiene precio: sabemos que este es el camino.