Análisis de Gustavo Vera, titular de la Alameda y del equipo de coordinación del frente nacional Multisectorial 21 F, respecto al documento final del G-20 en nuestro país.
“La declaración del G-20 es un catalogo de generalidades que no establece ningún plan de acción concreto ante los temas más urgentes que enfrenta la humanidad.  Nos hablan de un desarrollo del mundo de ficción en supuesto “crecimiento” que omite que el 80 % de la población mundial son pobres y excluidos y  que lo único que “crece” es la especulación y un puñado cada vez más pequeño de multimillonarios; que ignora a los millones sometidos al trabajo forzado o las llamadas nuevas formas de esclavitud; que no fija ningún plan de acción puntual ante el calentamiento global y acepta irresponsablemente que Estados Unidos rompa con el acuerdo de París dando así lugar a que nadie lo cumpla; que omite reconocer lo que crece la desocupación ante el desarrollo tecnológico cuando el mismo está al servicio del lucro y no del bienestar de los seres humanos; que no dice palabra alguna de los paraísos fiscales , ni establece ningún mecanismo real de cooperación internacional en salvaguarda de los países menos desarrollados que no sea el endeudamiento y el ajuste sin fin.
La declaración es un monumento a la hipocresía en el que se repiten lugares comunes y vagos objetivos que suenen “políticamente correctos”, pero no se establecen medidas puntuales ante los principales flagelos de la humanidad y la casa común.
El temblor que precedió a la cumbre y el que afectó a parte de los Estados Unidos ayer o las movilizaciones en París contra el ajuste, quizás sean el llamado de atención más sensato dentro de la insensatez de los líderes mundiales que nos hablan de un mundo de fantasía mientras cada vez tenemos un planeta más injusto, menos inclusivo y menos sustentable.
La encíclica Laudato Si del Papa Francisco nos puede aportar luz en el camino de la lucha de los pueblos para construir sociedades justas, inclusivas y sustentables de verdad. Poniendo en el centro a los seres humanos y no al dios dinero. Planificando desde los gobiernos que representan al pueblo que el desarrollo tecnológico beneficie al conjunto y no a unos pocos, mientras descarta trabajadores. Garantizando que los gobiernos de  los pueblos prioricen el acceso a la tierra, el techo y el trabajo para todos sus habitantes como piso esencial de la dignidad. Y restableciendo la armonía entre la humanidad y de esta con la Casa Común”.

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