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ni esclavos ni excluidos

La Alameda sobre las fábricas recuperas y las nuevas cooperativas obreras en Argentina

ByLa Alameda

Jul 7, 2011

 

En la Liga Internacional de los Pueblos en Lucha, y ante un centenar de activistas y dirigentes sindicales de varios países y continentes se debatió en la tarde de ayer en uno de los talleres “alternativas obreras al capitalismo global”.

Las fábricas recuperadas y las nuevas cooperativas obreras en la Argentina pos 2001, la resistencia popular y autoconvocada en Grecia y la experiencia del control obrero en Venezuela fueron los ejes del debate. Se transcribe la intervención de Gustavo Vera por la Alameda:

 

1. Las consecuencias de las políticas neoliberales que en los noventa se aplicaron en América Latina generaron una concentración de la economía en manos de pocas multinacionales, el endeudamiento de los estados ante los organismos financieros internacionales, el crecimiento de una desocupación estructural y permanente y periódicos ajustes contra el pueblo a fin de mantener y aumentar la tasa de ganancia de los capitalistas.

 

 

2. Estas políticas económicas llevaron al conjunto de la clase obrera a la desesperación y a la inevitable reacción y resistencia en la cual se involucraron incluso aquellos sectores de los trabajadores que habitualmente eran reacios a participar en las luchas. Por eso a fines de los noventa,  se produjeron profundos estallidos sociales en varios países latinoamericanos que barrieron con gobiernos neoliberales y comenzaron a cuestionar duramente sus políticas. En Ecuador, Bolivia, Paraguay, Argentina, entre otros, obreros, campesinos y clases medias se alzaron contra sus gobiernos y en demanda de profundos cambios. Y  en medio de esos estallidos, generaron nuevos organismos de lucha e incluso alternativas a la crisis del capitalismo neoliberal en la región.

 

3. En la Argentina, la rebelión popular alcanzó su pico máximo en diciembre de 2001, donde en una sola semana hubo cinco presidentes y en las calles miles de personas reclamaban «que se vayan todos». Mientras tanto, hubo una profunda devaluación de la moneda, fuga de capitales y quiebra de muchas fábricas que dejaban a  miles de obreros en la calle. Pero a diferencia de otras crisis, esta vez, los obreros tenían la profunda convicción de que si perdían el trabajo en la fábrica, no encontrarían ningún otro por muchos años. Esa convicción fue la que llevó a que se produjera una ola de ocupaciones de fábrica, donde los obreros trataban de evitar que los capitalistas se llevaran las máquinas. Más de quinientos establecimientos fabriles fueron ocupados por sus trabajadores: metalúrgicas, textiles, gráficas, alimentación, plásticas, químicas entre otras ramas, fueron tomadas por los obreros y puestas a funcionar.

 

4. El apoyo popular a las ocupaciones de fábrica, el desprecio masivo al neoliberalismo fueron un contexto que favoreció la toma de fábricas que fueron vistas con mucha simpatía. Esta vez, los medios del capitalismo no pudieron subordinar el derecho al trabajo al derecho a la propiedad privada. Al revés, el derecho al trabajo fue visto como el más importante y comenzó a hablarse de propiedad social. Las clases medias que habitualmente defendían el derecho a la propiedad privada, apoyaron a los obreros porque ellas mismas habían sufrido la confiscación de sus ahorros por los bancos y habían sido empobrecidas.

 

 

5. Sin embargo hubo tentativas de los capitalistas por reestablecer el orden y expulsar a los obreros de las fábricas tomadas mediante ordenes de desalojo judiciales y represión. Pero cada vez que alguna fábrica tomada por sus obreros estaba amenazada de desalojo, miles de personas se movilizaban en solidaridad con los obreros e incluso rodeaban las fábricas para evitar la represión policial. Hubo un caso donde la policía se enfrentó a miles de manifestantes en las calles cuando se desalojó la fábrica Brukman. Los obreros entonces se quedaron viviendo frente a la fábrica reclamando la expropiación con gran apoyo popular y en menos de un año recuperarían el control de la fábrica porque el propio parlamento votaría una ley a favor de la expropiación de esa fábrica. Idénticas situaciones ocurrieron en la fábrica Zanon y en muchas fábricas más.

 

6. En la mayoría de las fábricas ocupadas, la producción se reanudó y en muchos casos hubo un apoyo de clientes y proveedores para que continuará la actividad. Las que más dificultades tuvieron fueron aquellas donde la quiebra ocurrió luego de una extensa agonía donde la fábrica había perdido mercado, clientes y proveedores y donde los empleados administrativos y técnicos se habían alejado de la misma.

 

7. La batalla por garantizar que cada fábrica tomada quede en manos de los trabajadores se dio en tres frentes: el frente judicial, donde los obreros reclamaban que la propiedad y las máquinas sean otorgadas a los obreros por toda la deuda que la patronal tenia con ellos; el frente legislativo, donde se reclamaba una ley de expropiación de la fábrica y el frente social para garantizar el apoyo masivo de la población y evitar asi represión y desalojo. El último frente, el social, es decir, la simpatía popular a la causa, fue el que garantizó la victoria en los otros dos frentes.

 

8. Es importante recordar que en la Argentina de 2001, cuando estalló la crisis, todos los ahorros de las clases medias que estaban en los bancos fueron confiscados. Esto pulverizó la confianza de los sectores medios al sistema y volcó a esos sectores hacia el apoyo a causas obreras. Sin esta crisis, probablemente muchos sectores de las clases medias hubieran sido indiferentes a la represión y el desalojo y hubieran adherido a la tesis de que la propiedad privada es el principio más importante del sistema.

 

9. Hubo casos de cooperativas obreras como la Alameda que no fueron el producto de la recuperación de fábricas, sino de la ocupación de bienes desocupados o quebrados que fueron puestos en funcionamiento como una fábrica. En estos casos la lucha fue mucho más dura contra el desalojo y la represión, pero en algunos casos se obtuvo exito. La Alameda es un predio muy grande donde comenzó a funcionar una cooperativa de trabajadores textiles y que luego de cuatro años de lucha fue expropiada y hoy es de utilidad pública y administrada por la organización popular.

 

10. A diez años de la ola de ocupaciones de fábrica, de unas quinientas fábricas que se recuperaron, más de trescientas siguen funcionando bajo el control obrero. En todos los casos se logró una ley de expropiación. Este año, luego de mucha lucha obrera, se logró una «ley de quiebras» que es importantísima para el movimiento porque establece que cuando una fábrica quiebra, la prioridad sobre las máquinas y el inmueble lo tienen los trabajadores organizados en cooperativas. Esta fue una ley muy resistida por los capitalistas y los políticos, pero que finalmente se aprobó el mes pasado y que se venía discutiendo desde el 2002. Otra ley que se votó hace algunos años, fue la de expropiaciones, que permitió que las ocupaciones obreras de las fábricas fueran legalizadas por el parlamento, algo que también tuvo muchas resistencias.

 

11. Además de las fábricas recuperadas por sus obreros, se desarrollaron cientos de cooperativas obreras en diferentes ramas de la economía, donde sectores de los trabajadores desocupados se agrupaban con el fin de subsistir mediante un emprendimiento productivo. Se logró en el 2004 que el Estado entregara maquinaria a estos grupos para que comiencen a funcionar como cooperativas de recicladores, textiles, gráficas, de construcción, entre otros rubros. Estas cooperativas junto con las fábricas recuperadas habitualmente luchan para exigir al Estado políticas de financiamiento y de comercialización y que el Estado contrate los servicios de estas cooperativas, algo que ha ocurrido varias veces.

 

12. La Alameda además de lograr la expropiación de un inmueble y funcionar como una cooperativa textil con trabajadores que antes estaban en talleres clandestinos, logró impulsar una campaña muy fuerte de denuncia de las marcas que usan a trabajadores migrantes en talleres clandestinos con trabajo esclavo. Más de cien marcas fueron denunciadas ante la justicia por esclavizar trabajadores y en algunos pocos casos se logró que la justicia confisque las máquinas de los esclavistas y se las de a los obreros que eran victimas en los talleres para que formen sus propias cooperativas en un predio del Estado. La confiscación de bienes de los empresarios mafiosos y su reutilización social bajo formas cooperativas es otra de las banderas que el movimiento obrero argentino levantó desde la crisis del 2001.

 

13. Tanto en las fábricas recuperadas por los obreros como en las nuevas cooperativas que se formaron luego de la crisis del 2001, el concepto de funcionamiento fue similar: reparto de las ganancias en partes iguales, democracia directa, no aceptar patrones. En muchos casos además, estas cooperativas apoyan las luchas de otras cooperativas o grupos de trabajadores que surgen. Todo este movimiento de resistencia obrera volvió a recuperar el sentido de solidaridad e igualdad de las cooperativas obreras y a diferenciarse de quienes usaban las formas de «cooperativas» para disimular formas de explotación y fraude laboral.

 

14. Las cooperativas obreras en la Argentina se sienten parte y reclaman su derecho a estar junto al movimiento obrero organizado, nucleado en la CGT (Confederación General del Trabajo). Durante muchos años, los dirigentes de la CGT y de algunos sindicatos se negaban a reconocer a las cooperativas como parte del movimiento obrero, pero ahora han tenido que cambiar de posición. Pronto será lanzada la secretaria de trabajadores de la economía social dentro de la CGT que agrupará a fábricas recuperadas, nuevas cooperativas y trabajadores informales.

 

15. Las mayoría de las cooperativas obreras se están unificando en esa Secretaria de la CGT y reclaman: 1. Igualdad de los trabajadores formales e informales y los mismos derechos a la salud, a la jubilación, a la protección ante accidentes de trabajo; 2. Que el Estado impulse políticas activas de protección a la economía social, financiando a bajo costo a las cooperativas, ayudando a que renueven su maquinaria, contratándolos como proveedores del Estado, garantizando que estas cooperativas tengan mercados estables; 3. Que toda fábrica quebrada, pase a manos de los trabajadores, algo que ya se ha convertido en ley recientemente;

4. Que a todo empresario mafioso que esclavice trabajadores se le confisquen

los bienes y los mismos sean reutilizados por los trabajadores bajo formas

cooperativas como ya ocurrió en algunos casos en la industria textil; 5. Que se

apoyen mutuamente en las luchas los trabajadores formales e informales.

 

16. La experiencia argentina de fábricas tomadas por los obreros y nuevas cooperativas obreras fue forjada con la lucha de abajo hacia arriba y fue generada por grupos obreros que en muchos casos no eran apoyados por los sindicatos. No fue el invento de ningún político, ni gobierno, sino la respuesta obrera a la grave crisis económica que se generó en el 2001. Enseñó que los obreros son capaces de asumir la producción de grandes y pequeñas fábricas, incluso mucho mejor que los capitalistas. Luego de tantos años de funcionamiento, ha dejado como enseñanza que el derecho al trabajo están por encima del derecho a la propiedad privada y que los trabajadores no necesitan a los patrones para producir bienes de calidad y competitivos. Hoy hay más de medio millón de trabajadores cooperativizados en la Argentina que ocupan un lugar en la economía social. Aún hoy siguen habiendo ocupaciones ante las quiebras, si bien no con la intensidad del 2001, pero al menos dos o tres por año siguen ocurriendo.

 

17. La ola de ocupaciones obreras fue una extraordinaria escuela para el movimiento obrero argentino que ahora sabe como reaccionar ante cualquier crisis terminal del capitalismo en preservación de sus fuentes de trabajo. También fue una lección la de las nuevas cooperativas obreras que agruparon a desocupados y ocuparon inmuebles y tomaron máquinas para comenzar a funcionar. Todo este movimiento y la simpatía que despertó, obligó al Estado a sancionar una serie de leyes y medidas de apoyo y protección a este sector, que si bien no son suficientes, ayudan a consolidar lo conquistado.

 

18. A diez años de su nacimiento, este movimiento no sólo no retrocede, sino que se plantea nuevos y más amplios desafíos: avanzando con la confiscación de bienes de los patrones esclavistas y su reutilización social por los trabajadores, multiplicando la cantidad de fábricas tomadas con la nueva ley de quiebras, arrancándole al Estado medidas para consolidar a la economía social, reclamándole a los sindicatos que consideren a este movimiento como una parte del movimiento obrero uniendo a los sectores formales e informales. Una escuela de control obrero, de fortalecimiento del poder obrero se ha desarrollado y aporta algunas lecciones a obreros de otros países sobre nuevas formas alternativas de enfrentar los cierres de fábricas y el desempleo masivo.

 

19. La Alameda además de forjar cooperativas e impulsar la incautación de bienes; además de denunciar el trabajo esclavo y organizar gremialmente a los trabajadores de base de la industria de la indumentaria, ha establecido una alianza con la cooperativa de Tailandia, Retorno a la Dignidad y juntas han lanzado el año pasado una marca global y libre de trabajo esclavo. Con esa marca, se proponen unir a los obreros textiles del sur-sur en una sola red que denuncie  el trabajo esclavo y forzoso en la industria de la indumentaria y que demuestre que es posible producir prendas de buena calidad sin explotar a nadie.

 

20. Queremos agradecer la invitación a este congreso. Vinimos a aprender y también a aportar enseñanzas de resistencia del movimiento obrero. Estamos convencidos que al capitalismo global se lo enfrenta con los trabajadores organizados en todo el mundo y por eso impulsamos la unión de cooperativas y de sindicatos en una misma lucha contra el enemigo común. En la Argentina del 2001, una de las consignas más populares era que si atacan a un trabajador, nos atacan a todos y esto pensamos que también podría ser el lema de la solidaridad internacional: si atacan a uno, nos atacan a todos y por eso debemos estrechar lazos y vínculos con organizaciones de trabajadores en todo el mundo a fin de tener más fuerza en la lucha por enfrentar y terminar con el capitalismo imperialista global que nos quiere condenar a la miseria y la desocupación. Muchas gracias.

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