Ibañez se contradice con Fernández. Adot todavía no dijo nada
Edición impresa del diario Crónica, nota escrita por Mercedes Ninci, sostiene que los modistas tienen un afan por desvincularse del taller clandestino, Jorge Ibáñez y Benito Fernández se contradicen en sus dichos, mientras que Laurencio Adot sigue callado
Después del escándalo desatado a partir de la denuncia conjunta del semanario Democracia y la ONG La Alameda sobre la existencia de un taller clandestino en Avellaneda, los involucrados callan o se contradicen.
En efecto, los diseñadores top, sindicados como responsables de utilizar mano de obra esclava esbozaron débiles excusas para probar su inoncenciaz. Mientras Laurencio Adot seguía ayer sin dar señales de vida, los diseñadores Benito Fernández y Jorge Ibánez continuaron el raid mediático por todas las radios y canales de TV tratando de desvincularse de Lucía Pía Núñez, dueña del taller clandestino de Avellaneda, donde se confeccionaron los vestidos más promocionados de los últimos tiempos.
En la mayoría de los programas ocurrió lo mismo. Conductores y conductoras dieron prioridad a su amistad con los modistas y se alejaron de la investigación judicial.
Una de las contradicciones más elocuentes fue protagonizada por Benito Fernández. El lunes en el programa “Bien de verano”(BdV), conducido por Angel de Brito, el modista ensayó una defensa que terminó a medio camino.“ Yo no la conozco a esta mujer”, dijo a De Brito.
Pero ayer, en la emisión de AM,de Telefé, reconoció:“Una de las hermanas Núñez había trabajado para mí”. En cuanto a los talleres, admitió que tercerizaba el trabajo. “Doy cosas para afuera, porque se trabaja con alta costura y la gente que tengo está toda en regla. Yo tengo en mis talleres todos monotributistas”, aseguró en “BdV”. De todas maneras, no quedó claro si las prendas son de él o no.
En caso de que no lo fueran, tampoco explicó qué tipo de control tiene sobre las costureras que trabajan en ellos. En este sentido, Gustavo Vera, titular de la ONG “La Alameda” recordó que la Ley 12.713, en su artículo 4, establece que “el empresario (o diseñador en este caso) es solidariamente responsable con respecto a las condiciones laborales del taller a domicilio y está penado por el artículo 35 y 36 a pagar por debajo de lo que estipula el convenio, en caso de no registrar a los trabajadores,no cumplir con las condiciones de higiene y seguridad en el taller”.
Jorge Ibáñez también fue víctima de sus contradicciones. El lunes, en el noticiero de Canal 9, recordó una anécdota como prueba de su inocencia.“Una persona vino a ofrecese para confeccionar algunos de mis vestidos.Yo le di trabajo a prueba.
Pero esa persona no es de mi equipo, yo no tengo ningún taller clandestino”, argumentó. Sin embargo, a la tarde en ese mismo canal, matizó:“Si ella hace trabajos tercerizados,yo no estaba enterado”.
En tanto,Vera advirtió que “es raro que le entregue moldes, etiquetas y generos carísimos a una persona que supuestamente no tiene confianza, que vino a ofrecerse a su maison de Recoleta desde Avellaneda y que prácticamente no la conocía.Además, si le encargó varios trabajos, sabía perfectamente que sola no podía hacerlos y que debía tener gente a su cargo.
Por lo tanto,se trataba de un taller”. “Eso se resuelve de una manera muy simple. Tienen que mostrar a la gente dónde fabrican su ropa. Que muestren cuáles son los costureros y cuál es el recibo de sueldo”,concluyó el titular de La Alameda.