ya manejan a la mitad de las prostitutas extranjeras. Afirman que la mayoría no tiene documentos y que son sometidas a malos tratos
Por MAXIMILIANO F. MONTENEGRO
Por varias razones, la ciudad de Buenos Aires y otros puntos importantes del país se convirtieron en el último tiempo en espacios donde la trata de mujeres para la esclavitud sexual está naturalizada, funcionando con absoluta impunidad. Así, las mafias crecen, se mezclan y comparten negocios. En ese marco, surgió con fuerza la presencia de grupos que traen a chicas de República Dominicana, bajo engaños y falsas promesas de trabajo, al punto que actualmente la mitad de las extranjeras recluidas en prostíbulos son del país centroamericano.
“El tema lo venimos denunciando desde hace rato. Hay mafias que están realizando un enorme negocio con mujeres dominicanas, que son traídas engañadas, sin recibir un peso y aquí tienen que prostituirse a la fuerza, amenazadas. La mayoría ni siquiera tiene documentos y son víctimas de malos tratos. El llamado de atención es para las autoridades argentinas y dominicanas por igual. Es impresionante lo que pasa con estas mujeres”, dijo a DIARIO POPULAR la dirigente social Fabiana Túñez, de la ONG La Casa del Encuentro.
Rocío, una de estas mujeres, contó que en su país natal trabajaba en un hotel de lujo, como moza del restaurante interno. “Ganaba para vivir con decoro. Pero me ofrecieron venir a la Argentina, trabajar y estudiar derecho, mi sueño. Me entusiasmé, pero al llegar la historia fue diferente. Estuve como dos semanas casi sin comer hasta que me metieron en esto”, contó, en relación a la prostitución. Ahora “atiende” a unos 10 hombres por día, en un departamento de Caballito, a razón de 200 pesos la hora. Recauda unos 2.000 pesos diarios. “Yo me quedo con 100, y me prestan un departamento”, revela con temor.
Un panorama oscuro
De acuerdo al trabajo de La Casa del Encuentro, una organización que lucha contra la esclavitud sexual de miles de mujeres en el país, en el “negocio” de la trata de chicas dominicanas intervienen grupos de ese país, que operan por células, sin embargo advierten que detrás se ubican las poderosas mafias mexicanas. “Son las que hicieron pie con mucha fuerza en Argentina, y corrompen a dominicanos, paraguayos, peruanos y brasileros, para traficar con mujeres de esos países”, contó Túñez.
Las estadísticas de la asociación revelan que actualmente el 70 por ciento de las mujeres utilizadas para la prostitución son de nacionalidad argentina, en el marco de verdaderas redes que llevan y traen a las mujeres por todo el país. Del 30 por ciento restante, sobresale el fenómeno dominicano, porque la mitad de ese total son del país centroamericano. “Se relaciona a los cambios en la demanda, que busca exotismo sexual. Las chicas dominicanas son hermosas, distintas a las argentinas o de países limítrofes. Por eso son tan codiciadas”, explicó la titular de la ONG.
Buscando libertad
María Laura, encargada de un “privado”, como se conoce a los más de 600 departamentos donde se ejerce la prostitución en la ciudad, indicó que “de las 15 chicas que tenemos ahora, 5 son dominicanas, hay 3 paraguayas, una brasilera y el resto argentinas”. Ubicado sobre la calle Lavalle, en pleno centro porteño, el “arancel” es de 300 pesos la hora. “Son las más buscadas por los clientes”, dijo la mujer, en relación a las dominicanas.
¿Cómo ingresan al país? “Vienen engañadas, con promesas de trabajo decente. Por ejemplo, la mayoría de las chicas que conocemos nos dicen que llegaron con la promesa de trabajar cuidando enfermos o como personal doméstico. El objetivo era poder estudiar y mandar algo de dinero a sus hogares. Muchas van a los prostíbulos de todo el país, otras a la calle”, explicó Túñez, agregando que “el 60 por ciento de las mujeres que llegan son adultas, y detectamos un 40 por ciento de chicas que no alcanzan la mayoría de edad, por lo que su precio dentro de las redes de trágico es mayor”.
Para las mujeres cuyo destino es “trabajar” en la calle, todo es más duro. Soraya y Emilia se enfrentan al durísimo ambiente de Constitución todos los días, desde hace dos años. “Tenemos hijos las dos, nacidos acá. Hacemos lo que podemos. Una amiga pudo dejar esto y tiene una peluquería. Queremos hacer lo mismo, pero por ahora no podemos”, contó Soraya. También explicó que “para ganar unos pesos más”, a algunos clientes adictos les suministran cocaína. La zona está repleta de compatriotas dominicanos, que las “cuidan”.
“Ninguna de estas mujeres es libre. Responden a proxenetas, argentinos o dominicanos, que les quitan casi toda la recaudación. Son cautivas. Aquí se observa lo intrincado que es el negocio, con gente cruzada de distintas nacionalidades. Todo esto ocurre a la vista de las autoridades, por eso las chicas no saben a quién recurrir. No hay campañas desde el Estado, señales efectivas para que las víctimas se animen a romper con esos círculos nefastos”, finalizó Túñez.
Redes rusas marcan el rumbo
Dos años atrás, el “mercado” de la prostitución en Argentina recibió a la denominada Mafia Rusa, que en poco tiempo comenzó a tejer redes en todo el país, manejando departamentos, traslados y la venta de mujeres, un sello característico de estos grupos, concretado en subastas organizadas donde las víctimas son compradas por los proxenetas. También se dedican al tráfico hacia el exterior, abasteciendo principalmente a los mercados europeos y norteamericanos. “Es que en Europa la mayoría de las mujeres esclavizadas son extranjeras. En España, por ejemplo, la relación es 90 por ciento de extranjeras y 10 por ciento españolas. Por eso, necesitan constantemente de material humano. Estas mafias, como la rusa, crecen haciendo este tipo de negocios”, dijo Fabiana Tuñez.
“El negocio de la prostitución y la trata de mujeres y niñas camina junto al mercado internacional de los estupefacientes o las armas. En el caso de los proxenetas rusos, el arribo e instalación en la ciudad comenzó a mediados de 2008. En principio, había mucho tráfico de mujeres del Este europeo para la demanda local, pero luego el ‘negocio’ se fue ampliando y comenzó el reclutamiento de víctimas en el país, argentinas y de otras naciones latinoamericanas, para explotarlas sexualmente en otros lugares del mundo”, dijo Tuñez.
La explotación no sólo tiene en la mira a chicas argentinas. “Están mandando al exterior a víctimas de nacionalidad paraguaya, pero también bolivianas, peruanas, colombianas y dominicanas”, explicó Tuñez. “Son más de 600 las mujeres nacidas en Argentina que permanecen desaparecidas y son buscadas por sus familias. Muchas más si se suman las mujeres latinoamericanas que cayeron en estas redes. Esa es nuestra lamentable realidad. Estas mafias internacionales se instalan por la globalización, pero intervienen complicidades en los ámbito político, judicial y policial”.
Las investigaciones abordadas sobre la problemática por los profesionales de La Casa del Encuentro revelan que pasar a una niña o mujer por la frontera puede costar unos 40 dólares. “Se organizan subastas infames, en burdeles instalados en la ciudad y regenteados por las mafias internacionales”, contó Tuñez. “Se citan diferentes proxenetas y se arman veladas donde las mujeres o niñas son subastadas al mejor postor. El precio depende del destino que tenga la chica. Pero el precio por cada mujer ronda los 3.000 dólares. A partir de la compra, estas mujeres pasan a ser propiedad del comprador, y ya son responsabilidad del grupo que la adquiere”, indicó la mujer.