#SomosAlameda

ni esclavos ni excluidos


A casi un año de la desaparición forzada de Loan, la Justicia Federal continúa estancada en el mismo punto de partida: los mismos detenidos iniciales, sin poder confirmar ni descartar si se trató de un caso de trata de personas u otro delito que motivara su desaparición el 13 de junio del año pasado. El único presunto “avance” ha sido el procesamiento y detención de personas que llegaron mucho después de los hechos, acusadas de “entorpecimiento”, como si se intentara justificar la propia ineficacia de los funcionarios judiciales.

A lo largo de estos meses, se ha culpado primero a los “autopercibidos”, luego a los periodistas, después a la Fundación Alameda, e incluso a cualquier voz incómoda que hiciera preguntas que pudieran comprometer intereses del poder. Con la colaboración de parte de la familia, se desalentaron las movilizaciones, mientras que el poder no dudó en hostigar al grupo de madres coraje que seguía pidiendo justicia por Loan.

Mientras tanto, las operaciones mediáticas, las calumnias y los discursos vacíos eran constantes. Durante casi seis meses, un abogado funcional al poder aseguró que el caso se resolvería en “cinco días” y pedía detenciones indiscriminadas de quienes se atrevían a cuestionar. Hace pocos días, ese mismo abogado fue desplazado, acusado por la propia familia de estafa y de no haber aportado ningún resultado. Así, regresamos al punto cero: seguimos sin saber dónde está Loan ni qué le ocurrió.

El presidente de la Fundación Alameda fue el primero en denunciar judicialmente que no se estaba aplicando el protocolo nacional de búsqueda de personas. Solicitó la citación de Sotelo, Rubbineau y Castillo por haber perdido tiempo valioso insistiendo con la hipótesis del extravío en lugar de activar el protocolo integral de búsqueda del Ministerio Público Fiscal. También reclamó reiteradamente por escrito la citación de Codazzi, Pellegrini y Valdés, señalando la complicidad de los fiscales Soleto y Rubbineau al inducir a Laudelina, en plena madrugada, a inventar la hipótesis del accidente que luego el gobernador anunció en redes sociales como un caso “casi resuelto”. La jueza, sin embargo, nunca indagó sobre esta intromisión del poder local. Por el contrario, el gobernador denunció reiteradamente a Gustavo Vera y varios operadores, ya fuera de la causa, solicitaron su procesamiento y detención. La justicia federal rechazó en primera y segunda instancia que la Alameda actuara como querellante, a pesar de su experiencia en causas de trata en todo el país.

Mientras tanto, los mismos operadores mediáticos calumniaban a Vera y a la Alameda, acusándolos de entorpecer la causa y prometiendo que ahora sí se llegaría a la verdad. Pero la única verdad es que seguimos sin saber nada sobre Loan y aquellos que acusaban hoy ya no están.

Actualmente, con abogados silenciados, periodistas críticos apartados, organizaciones civiles excluidas y las movilizaciones reducidas a un valiente grupo de madres coraje que siguen siendo hostigadas, la justicia ya no tiene excusas. El camino está despejado. No puede culpar a nadie. Y sin embargo, su inacción, incompetencia y temor ante el poder siguen siendo evidentes.

El 11 de agosto pasado, el Papa Francisco, quien siguió atentamente el caso, le escribió a Gustavo Vera:

Por lo que me decís, el caso Loan es típico de tantos otros que quedan en el silencio. Ojalá se pueda desmadejar todo. Gracias por todo lo que hacés.”
El 1 de noviembre, refiriéndose a la campaña de calumnias contra la Alameda, agregó:
“Veo que tuviste que ‘gambetear’ con la corrupción.”
El 11 de noviembre volvió a pronunciarse:
Te acompaño desde aquí en todas las vicisitudes. Y rezo.”
Y en enero, en una audiencia pública, volvió a recordar a Loan en el marco de una intervención sobre niños víctimas de trata y esclavitud.

Desde la Alameda se continúa con la denuncia a la jueza ante el Comité de Acusación del Consejo de la Magistratura y también con demandas por calumnias e injurias contra quienes difundieron falsas acusaciones. Más temprano que tarde, el pueblo conocerá la verdad.

Todo lo que ha ocurrido en torno al caso Loan retrata de cuerpo entero las mafias y complicidades que buscan perpetuar la impunidad y la mentira.

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