Nota de opinión de nuestra compañera Ximena Rattoni / Fuente: ambito.com
La precarización uno de los ejes principales de la agenda de los que tienen trabajo y, también, un ovillo que necesitamos desenredar.
Nuestro pueblo está atravesando una crisis profunda, donde el factor económico es la base principal de la multiplicación de los problemas familiares y sociales.
La carestía de la vida y falta de trabajo no solo tiene sumida en la pobreza a la mitad de la población sino que, incluso quienes tienen trabajo registrado tampoco llegan a mitad del mes y una buena parte de ellos engrosan ese triste e insoportable porcentaje.
Las últimas tres décadas han sido la fiesta de la tercerización y, luego de la desgracia a la que nos sumió el gobierno neoliberal de Macri y de lo que ha profundizado la pandemia, aumentó aún más el nivel de precarización con un ejército de “monotributistas” y atajos varios de las patronales para continuar con el fraude laboral.
Es la precarización uno de los ejes principales de la agenda de los que tienen trabajo y, también, un ovillo que necesitamos desenredar si en la post pandemia pretendemos que quienes puedan volver a ingresar al mundo del trabajo, lo hagan en condiciones que permitan una vida digna y ajustadas a nuestra Constitución y leyes laborales.
Aquí no hace falta una reforma laboral o quita de derechos laborales para “generar trabajo” (cuestión que nuestra propia historia ya demostró que es mentira). Lo que se necesita es afectar la renta concentrada. Lo que se necesita es priorizar la deuda interna. Lo que se necesita es un plan que desarticule a la dictadura de los monopolios que nos hacen cada día más imposible acceder incluso a lo más básico: la comida. Lo que se necesita es un rumbo que verdaderamente tenga primero a los últimos y proyecte una sociedad dónde la felicidad de las mayorías sea el centro de todos los debates y disputas. Ese también fue parte del mensaje que dejaron los trabajadores en las últimas elecciones PASO Legislativas.
Hoy quisiera pues poner un eje de la agenda de los trabajadores en la trama perversa de la tercerización, en una de las formas de precarización existente. Ese mecanismo por el cual grandes empresas achican su plantel permanente y contratan o subcontratan a trabajadores/as para realizar las tareas habituales a lo largo del tiempo, incurriendo en un fraude laboral flagrante. Es perverso porque a esos trabajadores en general los tienen divididos en varias sub empresas donde no rigen los convenios de la actividad, es decir, les pagan menos de lo que corresponde, mientras mantienen una relación de mayor fragilidad en cuanto a su estabilidad. Pero, al mismo tiempo, hay que saber que este mecanismo termina saliendo más caro a la empresa madre, porque la intermediación…. se paga. Esos mayores costos sobre los que se recuesta la precarización de miles de trabajadores, finalmente los paga el pueblo. Si son empresas de servicios públicos, ésto se traslada al permanente pedido y fijación de aumentos de tarifas. Si son empresas que brindan otro tipo de bienes y servicios, esos mayores costos van al precio del producto final.
Los trabajadores organizados debemos definitivamente poner estos ejes en el centro de los debates. El Estado debe atender estos reclamos, intervenir, buscar los caminos creativos y de mediano plazo para resolver esta flagrante injusticia. Las empresas deben allanarse a las normas vigentes pero además a ser actores conscientes y comprometidos con su primigenia responsabilidad social: generar trabajo digno y cumplir las leyes sin atajos.
La pandemia y sus consecuencias son, si asumimos el desafío, una oportunidad para verdaderamente construir la Argentina que queremos: con trabajo y salarios dignos y sin precarización laboral.
Secretaria Adjunta APJ Gas