Uno de los pocos economistas que no replica el falso análisis del “supermartes”. Nos explica la vuelta de un fondo buitre que litigó contra nuestro país y porque los bancos llevaron los encajes de los depósitos a los Lebacs, una antesala peligrosa a un “corralito”. Además estima una inflación del 30 por ciento y una fuerte estanflación, que es estancamiento económico con alta inflación.

Por Agutín D’Attelis

El día de ayer, martes 15 de mayo, el Banco Central enfrentaba el vencimiento de lebacs más alto desde el inicio de su gestión, en un contexto de corrida cambiaria y mercados financieros convulsionados. La expectativa sobre el vencimiento tenía que ver con la fuerte presión cambiaria que hubiese implicado liberar un porcentaje importante del monto del vencimiento, que en un escenario de suba del dólar hubiese generado más presión, tornando insostenible la situación y conduciendo a una devaluación abrupta, a niveles muy altos.

Finalmente, el Banco Central colocó lebacs por $584.814 millones, frente a un vencimiento de $615.877 millones, generando una expansión monetaria de $31.063 millones. Sin embargo, en valores nominales, aumentó la cantidad emitida de lebacs en $ VN 5.053 millones.

Lo que enciende una luz de alerta es que durante el último mes, los bancos aumentaron su stock de lebacs en $112.457 millones, deshaciéndose de Pases y Leliq (otros instrumentos de más corto plazo que emite también el BCRA para los bancos). Además, el stock total de lebac bajó $61.304 millones en el mismo período.

Por lo tanto, el desarme de lebacs de otros inversores (presumiblemente minoristas residentes y no residentes) habría alcanzado $173.761 millones (13% del stock de hace un mes).

Es decir, los inversores minoristas han decidido retirarse, mientras que se presionó a los bancos a compensar esa pérdida.

De esta forma, la renovación no sólo resultó a una tasa muy alta e insostenible (40%), sino que la demanda se transformó en compulsiva, a la vez que pone en riesgo al sistema bancario debido a la alta exposición a lebacs, involucrando hasta los encajes.

Los encajes son un porcentaje (alrededor del 25%) de los depósitos, que los bancos deben mantener inmovilizado en el BCRA para dar respaldo y solidez al sistema. El hecho de haber relajado este requisito y haber presionado para que coloquen estos fondos en lebacs dota al sistema bancario de una gran fragilidad. El stock de lebacs de 1 billón 200.000 millones de pesos (por encima monetaria), creciendo a una tasa de interés del 40%, se torna de la base insostenible en el tiempo.

De esta forma, en caso de tener que recurrir en algún momento a un “Plan Bonex”, es decir, un canje de estas letras de corto plazo por algún título de más largo plazo no negociable, con el objetivo de descomprimir la presión devaluatoria, se comprometería muy fuertemente la sostenibilidad del sistema, ya que al afectar la liquidez surgiría la imposibilidad de enfrentar una salida de depósitos, pudiendo conducir a lo que en la Argentina conocemos como “corralito”.

La tasa de interés para la letra más corta (30 días) resultó de 40,0%, mientras que el porcentaje de lebacs adjudicadas en el plazo más corto se redujo a 65% del total (desde 75% en la licitación primaria del mes pasado), observando un alargamiento de plazos. Esto debido al carácter compulsivo de la compulsa, que llevó a los bancos y a organismos del gobierno a extender los plazos para descomprimir un poco el vencimiento del mes que viene.

Por otra parte, el Tesoro Nacional reabrió ayer la licitación de Bonos del Tesoro (BOTES) en pesos a tasa fija. El monto adjudicado fue $64.178 millones (el equivalente a U$S 2.591 millones). Los vencimientos fueron a 2023 y 2026. El más corto de estos bonos resultó con una tasa de interés del 21% y el más largo del 19,9%. Estos dos instrumentos tampoco fueron colocados en una licitaciónabierta y voluntaria, sino que se colocaron de manera directa a dos fondos de inversión internacionales, Black Rock y Templeton. El primero de ellos fue uno de los fondos buitres que litigo contra la Argentina. Esta colocación se realizó para dar una señal de confianza en el día de ayer, a cambio de compromisos que desconocemos por el momento.

Como estrategia de contención del dólar, el Banco Central empezó el día ofreciendo vender U$S 5.000 millones en 25, y durante el transcurso de la rueda fue presionando el valor del tipo de cambio a la baja, hasta cerrar en 24,1 en el mercado mayorista. De todas formas, al final del día vendió U$S 791 millones (acumulando ventas por U$S 10.159 millones desde el 5 de marzo). Esto demuestra que la presión sobre el tipo de cambio no cedió. Desde el inicio de la corrida cambiaria el peso acumula una devaluación por encima del 20%. Esto comienza a tener traslado a precios, con lo cual la inflación proyectada para este año tiene ya un piso de 30%. Por otra parte, el debilitamiento del mercado interno, la elevada incertidumbre, y las altas tasas de interés, condicionan la actividad económica. Nos conducimos a un año de fuerte estanflación, esto es, estancamiento económico con alta inflación.

En una jornada con la atención puesta en el vencimiento de lebacs y el mercado cambiario, el INDEC publicó la tasa de inflación mensual más alta del año, un 2,7% para el mes de abril. De esta manera, la inflación acumula un 9,6% para lo que va del año y un 25,5% para los últimos 12 meses. Se destacó el aumento de los precios regulados, que se incrementaron un 5,3% mensual en abril (desde 2% en marzo). El componente núcleo tuvo un incremento mensual de 2,1% en abril (desde +2,6% en marzo). Esto marca una importante aceleración inflacionaria, que no considera aún el impacto pleno del traslado a precios de la devaluación de las últimas dos semanas, con lo cual la inflación de mayo resultará muy probablemente por encima, transformándose en la más alta del año.

En síntesis, el impacto económico conduce a un escenario de estanflación, y en el plano financiero se gana tiempo agudizando los problemas y conduciendo a una situación cada vez más vulnerable, insostenible en el tiempo

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