El jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta borró de su Mapa del Delito toda denuncia de los vecinos sobre narcotráfico, trata sexual, prostíbulos, talleres textiles clandestinos, desarmaderos de autos, juego clandestinos y hasta trapitos. Las Zonas Liberadas siguen garantizadas en este nuevo camuflaje del viejo pacto de omertá (código del silencio de la mafia italiana) que se convirtió la Policía de la Ciudad y que históricamente construyó la Policía Federal y los servicios de inteligencia de la ex SIDE.
El Mapa del Delito fue primero robado y luego depurado. Sin tapujos el 21 de diciembre, el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, junto a su ministro de Seguridad y Justicia, Martín Ocampo, decía ante los medios de prensa que habían construido el primer Mapa del Delito de la Ciudad. Con este anuncio provocaron dos cortocircuitos, al interior de su propio gobierno y hacia la sociedad.
Por parte del Ministerio Público Fiscal porteño, por lo bajo en las oficinas y en los cafés del microcentro, desmentían esta afirmación que es el primer Mapa del Delito. Es cierto que es más accesible. Pero todos los años el Ministerio Público Fiscal en manos de Germán Garavano (actual Ministro de Justicia Nacional) hace años venían imprimiendo en formato libro las estadísticas de las denuncias barrio por barrio, comuna por comuna.
El primer desacierto de Rodríguez Larreta y Ocampo (quien también fue Fiscal General de la Ciudad) por no haber reconocido el trabajo de Garavano, uno de sus hombres nacido en las inferiores del gobierno de Mauricio Macri.
OMITEN LOS DELITOS MAFIOSOS
“Por primera vez tenemos todos los delitos denunciados”. Anunciaba Rodríguez Larreta y reproducían los medios. El propio mapa y la realidad lo desmienten. Porque en este Mapa del PRO sólo figura homicidios, robos y hurtos. Nada dice, lo borraron adrede, sobre narcotráfico, narcomenudeo, transas.
Es llamativo que este nuevo Mapa no deje constancias, por citar un caso muy evidente, los miles de sumarios policiales iniciados sobre el narcotráfico instalado en la Villa del Bajo Flores, donde todos los años se producen allanamientos y decenas de causas penales.
Este depurado “Mapa del Delito” omite cualquier bunker, kiosco, bar, pool, boliche, donde se venda cocaína, pasta base, éxtasis o marihuana a lo largo de todos los barrios de la Ciudad de Buenos Aires.
Otro de los delitos de gran preocupación de la ciudadanía es la trata sexual y los prostíbulos. La esclavitud sexual no aparece en el Mapa del Delito de Larreta y Ocampo. Es evidente su ocultamiento del millar de prostíbulos judicializados instalados en la Ciudad de Buenos Aires por lo que se han producido decenas de cámaras ocultas, rescate de víctimas, hasta incautaciones de los inmuebles tampoco aparecen en este “Mapa del Delito”.
Las razones ocultas del jefe de Gobierno y su ministro en Seguridad han producido un Mapa que tampoco mencionan los talleres textiles clandestinos y la trata de personas para la industria de la moda.
Nada se menciona en la Ciudad que el PRO gobierna hace una década de los 3 mil talleres textiles clandestinos, con dos grandes tragedias con menores muertos en incendios y que produce por año 2 mil contagios de tuberculosis entre las 30 mil personas reducidas a la servidumbre.
La lista de delitos ligados al crimen organizado que fueron borrados por Larreta y su ministro Ocampo es más extensa. El juego clandestino, los desarmaderos de autos y hasta los llamados trapitos están denunciandos en cientos de sumarios iniciados en las 54 comisarias, pero no existen en el tan anunciado moderno Mapa del Delito.
Los jefes policiales también saben que este Mapa fue “depurado” de los delitos de la que ellos mismos hacen recaudación para nutrir las cuentas bancarias y bienes a familiares o testaferros, de ellos mismos y de miles de funcionarios de los tres poderes del Estado.
EL MAPA DEL DELITO SIN CENSURAS
El Mapa del Delito sin recortes, ni omisiones, fue confeccionado por primera vez en el 2008 en pleno barrio de Constitución. Esta articulación de vecinos con la Alameda fue posible por la lucha pública contra los talleres textiles clandestinos y los prostíbulos. El método de la cámara oculta, el escrache callejero a estos tugurios mafiosos, la denuncia penal y mediática había generado tanto impacto entre los vecinos rodeados de mafia que ellos mismos pidieron en numerosas ocasiones ayuda a la Alameda.
Este método generó algunos resultados positivos, al punto que la experiencia se replicó en otros barrios cada vez que se enciende el reclamo vecinal por la inseguridad.
La Alameda en ese entonces con el respaldo del cardenal Jorge Bergoglio hizo que esa experiencia de construcción del Mapa del Crimen Organizado o el Mapa de las Zonas Liberadas se multiplicara en las parroquias incluyendo también Sinagogas y templos evangélicos.
Esta construcción comunitaria del Mapa del Delito dejó en evidencia que la madre de la inseguridad no es la falta de personas policial en las calles o recursos tecnológicos. Por el contrario es la presencia del Estado mediante policías, inspectores, fiscales, jueces quienes son los garantes de las zonas liberadas.
Quizás una razón de Rodríguez Larreta y su ministro Ocampo por depurar el Mapa del Delito es evitar el dolor de cabeza de mencionar la frase popularizada de “zonas liberadas”.
Está demostrado que la presencia policial (somos la Ciudad con más fuerzas de seguridad en territorio ya que contamos en distintos barrios con Gendarmería, Prefectura, PSA-) ni la tecnología (más de 2 mil cámaras de seguridad estatales y equipamiento a nuevo) hicieron aún descender el reclamo popular por la inseguridad.
Aunque si ha dado resultados más concretos los mapas de las zonas liberadas construido en diversos barrios de distintas clases sociales. Esta comunidad organizada más allá de las diferencias políticas o religiosas han reflejado a lo largo de casi diez años que si no se combate la corrupción de los funcionarios, y si no se nutre de valores a los funcionarios donde el dinero es el objetivo central, el drama de la inseguridad es imposible de terminar o si siquiera reducir.
LA POLICÍA SIN DERECHOS
Las bases policiales (incluyendo al personal civil administrativo) por la nueva Ley de Seguridad porteña siguen bloqueadas en el derecho de sindicalización.
Es rotunda la negativa de los jefes policiales argentinos en replicar la experiencia que sí existe en países de la región como Chile, Uruguay y Brasil. Nadie en cargos inferiores se anima a denunciar las zonas liberadas de los jefes porque saben los aprietes mafiosos en los que terminarían involucrados ellos y sus familias.
No sólo se debe parecer honestos además se debe ser. Y este pensamiento difícilmente aplique al propio ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, quien tiene un proceso judicial en curso porque pagó 4 pesos argentinos cada hectárea que compró en la localidad de Nueva Palmira, República Oriental del Uruguay, o un inmueble en el barrio de Belgrano al costo de 130 mil pesos, según consta en su propia declaración jurada.
El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta tiene la oportunidad de revertir su política del ocultamiento de las zonas liberadas y del crimen organizado, y que la próxima presentación del Mapa del Delito refleje los negocios de las mafias que hace décadas en nuestra Ciudad vienen acumulando cada vez más poder, muerte y terror.