Corría el año 2015 y, una vez más, una mujer era objeto de la violencia de género más extrema. Fue esa violencia, la de Manuel Mansilla, la que terminó con la vida de Chiara Páez.
La adolescente de 14 años vivía en la localidad de Rufino, Provincia de Santa Fe y estaba embarazada de tres meses.
Murió a causa de los golpes que le dio el que entonces era su novio. Luego de asesinarla la enterró en su propia casa.

Fue condenado a 21 años de cárcel (que se redujeron por ser menor de edad) y cabe destacar que el juez Prado expresó que Mansilla mató a Páez “despreciando su condición de mujer y conociendo su embarazo” y “en un contexto de violencia de género”.
Resulta oportuno recordar que el femicidio de la joven fue el punto de partida del Movimiento Ni Una Menos y que la marcha del 3 de junio de 2015 sobrepasó en número a todas las manifestaciones por la violencia de género en la Argentina hasta entonces.
A casi diez años del inicio de dicho Movimiento, una gran parte de la sociedad tomó conciencia de que los femicidios no eran asesinatos u homicidios comunes.
Y que estaban sostenidos en un sistema político que es una de las formas más arcaicas y fundantes de la desigualdad: el patriarcado.
Resultaba impensable que pasados 10 años, en 2025 el presidente de la Argentina Javier Milei anunciara en Davos que la figura del Femicidio debe ser eliminada del Código Penal.
“ Llegamos, incluso, al punto de normalizar que muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima. Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”, dijo Milei.
Tal como lo expresara el juez que condenó al femicida de Chiara, el Código penal castiga como figura agravada del homicidio a quien mata a una mujer mediando la violencia de género. Dicho inciso data del año 2012 luego de que se aprobara la Ley 26.791. Por otra parte, la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres fue sancionada en el año 2009.
Existe una importante diferencia entre decir que la gravedad de la pena hace que la vida de una mujer “valga más” que la de un hombre, a reconocer una realidad que nos indica que ante la desigualdad, es la vida de las mujeres la que debe ser protegida.
Y si de cifras hablamos, no podemos omitir que en el año 2024 existieron 255 femicidios, una mujer asesinada cada 29 horas en el ya explicado contexto de violencia de género.
En ese mismo discurso en Davos el presidente dijo varias cosas más que ya son de público conocimiento:
Que la brecha salarial no existe, negando así la desigualdad estructural en lo referente a oportunidades laborales y la forma en que se distribuye el trabajo no remunerado, entre otras variables que afectan el promedio de ingresos y la calidad de vida. Según los datos del INDEC dicha brecha es del 27 por ciento en nuestro país.
Insistió con una típica frase acuñada por los sectores más conservadores y repetida como un mantra: la ideología de género. A esta altura de los acontecimientos no cabe ninguna duda acerca de la falsedad de este pseudoconcepto que no hace más que confundir (y esa es la intención) a la sociedad.
La perspectiva de género (así se llama) es una categoría analítica, una herramienta basada en producciones teóricas ancladas en la realidad que permiten pensar y actuar en beneficio de la igualdad. La intención de asimilar dicha perspectiva a una ideología busca instalar la idea de “adoctrinamiento” y, muy especialmente, de carácter sexual.
Por tal razón el presidente sin un mínimo de verguenza afirmó que la homosexualidad está íntimamente relacionada con los abusos sexuales. Recordemos que él y sus funcionarios ya se habían pronunciado en contra de la Ley de Educación Sexual Integral. (Siempre en contra de la ley).
La gota que rebalsó el vaso de la discriminación y la utilización no solo de falsedades, porque algo del orden de la ignominia salió de “los gatos gordos en la nieve” (frase atribuida al cantante de rock Bono al referirse a la Asamblea de Davos), fue su referencia a la pedofilia como resultado de la identidad de género.
De acuerdo a numerosos informes y experiencias de trabajo con personas que han sido abusadas sexualmente, es sabido que prácticamente el 99 por ciento de los abusos son cometidos por varones heterosexuales. La bibliografía más básica sobre el tema hace alusión a que el abuso siempre es un abuso de poder. Nada que ver con la identidad.
La ofensa ha sido tan grave que inmediatamente hubo asambleas de la comunidad LGBTIQNB+, Agrupaciones feministas, Migrantes, ONGs Docentes, Jubilados, Activistas, y personas autoconvocadas en defensa de los Derechos Humanos que resolvieron convocar a una marcha el día 1 de febrero a las 16 hs a lo ancho y a lo largo de nuestra geografía.

Y este no es el fin de la historia. Tal vez sea apenas un comienzo, como aquel del 2015 en el que el Pueblo salió a la calle. Sí, y tal vez sin saberlo, en ese acto salimos a defender muchos otros derechos que en definitiva son nuestro bagaje, nuestra misma historia como sujetos, como militantes, amas de casa, trabajadores/as estudiantes, jubilados/as, jóvenes asomándose a la vida, mujeres y diversidades silenciadas a través de los siglos.
Nuestra historia, la de los logros y los saltos a la escena pública son la Ley del voto Femenino en 1947, la Ley de Cupo Femenino en 1991, la Ley de Parto Respetado del 2004, la ESI en 2006, La Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, La Ley de Trata en el año 2008 y su modificatoria de 2012, la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010, la Ley de Identidad de Género del año 2012, en 2013 el Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el personal de casas particulares, el Ni una Menos en 2015, La ley Micaela de 2018 y muchos otras instancias en las que reafirmamos que “la única lucha que se pierde es la que se abandona”. Como las Madres y las Abuelas nos transmitieron.

Luchar y trabajar por un mundo sin esclavos ni excluidos fue, es y será siempre nuestro faro. El que brilla y abraza y a la vez nos guía hacia la verdadera libertad e igualdad.

Patricia Gordon
Psicóloga.
Referente AlamedaEnRed Mar del Plata