Sobre el robo de recién nacida en la maternidad de Paraguay
Un hecho aberrante volvió a poner en evidencia la fragilidad institucional y judicial que corroe a gran parte de los organismos públicos . Fronteras permeables, aduanas que no controlan, hospitales inseguros dieron como resultado posible que, una siesta de enero, quizás la jornada mas calurosa del año y a plena luz del día alguien con escasa o nula capacidad logística pueda robar un bebé recién nacido, tomarse un colectivo urbano, ir a uno de los mercados más populosos de América Latina, tomarse otro colectivo urbano que la lleva a la frontera y pasar de manera ilegal, con mucha comodidad, a otro país.
Todo esto fue y es posible.
No es la primera vez que advertimos sobre la fragilidad de nuestras fronteras. No hay dudas ya de que la frontera seca de Clorinda- Nanawa – Asunción logra sintetizar en sus extensos kilómetros lo fácil que es el tránsito de personas y mercancías, al punto de asegurar que la legalidad es la excepción.

Los hechos
El jueves pasado al mediodía, una joven mujer Argentina diseñaba precariamente el robo de una bebe, mientras tomaba terere en el pasillo de un hospital asunceno. Un pequeño descuido familiar, una fracción de segundos fue suficiente para tomar certeramente al bebé en brazos, recoger el bolso y salir del hospital.
Fue al Mercado 4, en pleno centro comercial del vecino país, se compró ropa y compró una muda nueva para la beba y de allí se dirigió al paso fronterizo en colectivo. Una vez en Nanawa se acercó a comprar dos chipas a una vendedora y fue este hecho el que permitió que este delito no se consumara y se convierta en uno más de los tantos casos que se denuncian a diario de desaparición de recién nacidos.
El derecho natural, esos principios universales que los consideramos inherentes a nuestra condición humana antes que estos sean constituidos en derecho positivo, es decir antes que sean ley, rigen nuestra conducta y nos permiten discernir lo bueno de lo malo Y fue ese sentir inherente el que motorizo la búsqueda y posibilitó que estas mujeres vendedoras de chipa estén vigilando la frontera y, ante la sospecha, actúen rápidamente.
Aquí no se activó ninguna alerta de Interpol o símil, simplemente se viralizaron las imágenes del robo en el hospital para que todos se sintieran parte de la búsqueda. Así, la vendedora le dijo que no tenía cambio mientras otras empezaron a rodearla, lo que permitió que se pudiera llamar a la policía, convencidas que estaban ante la mujer que hace 4 horas atrás había robado a una bebé. Desde la televisión repetían una y otra vez la noticia y la imagen.
Efectivamente, lograron detener a la mujer y devolver a la beba con su madre. Quien ejecutó el robo había pasado ilegalmente horas atrás con un niño o niña de 5 años de manera ilegal, acompañada por su pareja. No hay registro en Migraciones de tal cruce, pero sí en las cámaras de los comerciantes de Nanawa que logran identificarla.


Escribir ésto con el recuerdo de Loan presente y con las leyes para sancionar a quienes compran-venden niños aún esperando a ser tratada en el Congreso no es tarea sencilla.
El problema no es la frontera, el problema es la ausencia de Estado
Un caso donde funcionaron los mecanismos institucionales. El 14 de Julio de 2023 todo Tartagal se vio conmovida ante la noticia del robo de una beba recién nacida. Exactamente 4 minutos llevó la sustracción de la menor del hospital público donde hacia menos de 24 hs. había nacido.
El esquema se repite, extrema vulnerabilidad de sus jóvenes padres, pertenecientes a la comunidad wichi del lugar, frontera seca permeable a escasos 50 km para cruzar a otro país, Bolivia en este caso. Es decir, en sólo 20 minutos se podía perder definitivamente todo rastro y registro de la niña.
En ese momento se pudo constatar que cuando las gestiones gubernamentales están a la altura de las circunstancias los resultados son contundentes. La falta de seguridad del hospital pudo compensarse con la efectividad de la búsqueda: a los 11 minutos toda la policía provincial estaba abocada a la búsqueda, desde el Ministerio de Seguridad de la Nación se activó el Alerta Sofía y las fuerzas federales se apostaron en inquebrantable escudo fronterizo. La noticia inundó los medios de comunicación y desde el Comité Federal de Lucha Contra la Trata de Personas se coordinaban y articulaban las acciones institucionales conjuntamente con las comunitarias. El mensaje era claro: se perdió una beba y hay que encontrarla. Como un reloj sincronizado cada actor social se ocupaba responsablemente de hacer lo que correspondía, una búsqueda generaliza, institucional y comunitaria, dió como resultado que los delincuentes acorralados terminaran abandonando a la beba en un baldío.
La noche fría motorizo voluntades y corazones y quedó claro, una vez mas, que el problema no es la cercanía o no de la frontera o lo que culturalmente construyen los pueblos hermanos, el problema es siempre la presencia o no del estado, su compromiso en la lucha y prevención contra el delito y por supuesto, la acción y el mensaje inequívoco que se da.

Y en este sentido, es dramáticamente muy claro el mensaje actual: Comité Federal de Lucha Contra la Trata de Personas, desmantelado. Inexistencia de leyes que condenen la venta de niños. Fronteras inseguras, permeables y sin ningún tipo de control. Fuerzas de seguridad desprovistas de insumos, sin controles y escasa capacidad logística para intervenir en estos casos.
Sin políticas publicas preventivas, la comunidad se encuentra a la intemperie, a expensas de tratantes, proxenetas y pedófilos. Y peor aún, se retoma desde el Gobierno el discurso negacionista. Nuevamente desde el actual Ministerio de Seguridad, también gobernadores, jueces y fiscales se unen al dispositivo que pretende negar o relativizar la existencia del delito. Buscan disciplinar con la consigna “acá no hay trata” y es el pueblo indefenso y los sectores vulnerables quienes pagan el costo de esta decisión política.
Que comprar dos chipas y robar un bebé no sean lo mismo
La única certeza que tenemos es que, mientras seguimos insistiendo con la reglamentación de la ley y el restablecimiento de las políticas públicas desmanteladas, es imprescindible afianzar el control popular e instrumentar herramientas que posibiliten, aún en la precariedad laboral e institucional, formas y mecanismos de control.
Son muchos los desafíos por delante, pero tenemos lo más importante: la sensibilidad social. Fue esta sensibilidad la que permitió que esa beba vuelva con su familia, cuando nada de lo institucional funcionó.
La Alameda trabaja de Ushuaia a La Quiaca por una comunidad sensibilizada, instruida y organizada en defensa de nuestros niños, niñas y adolescentes.

Soledad Yorg
Abogada – Referente La Alameda Formosa