El legislador porteño de Bien Común y referente de la ong Alameda aseveró que “confirmada la prisión a quien comandó durante todo el 2016 la Policía Federal en la Ciudad traspasada y fue superintendente durante varios meses este año en la nueva policía merece de mínima una interpelación al ministro de Justicia y seguridad, Martín Ocampo. Alguien del gobierno que conduce Horacio Rodríguez Larreta se tiene que hacer cargo porque dejaron al cuidado del pueblo a una persona que ya tenía tres causas penales abiertas por delitos similares a los que hoy es detenido y procesado”.
Gustavo Vera impulsó la semana pasada un pedido de interpelación en la Legislatura sobre el ministro Ocampo para que rinda explicaciones de la designación de los dos jefes policiales presos por coimeros, Guillermo Calviño y José Pedro Potocar, y por la vacante aún en la jefatura de la Policía de la Ciudad.
Fue el bloque de Cambiemos, que integran el PRO y Coalición Cívica, junto a los radicales que lidera Martín Lousteau y el socialismo que evitaron que los representantes del pueblo interpelen al responsable político de haber colocado a Calviño y Potocar en la lucha contra el crimen organizado.
“Calviño no pasaba el scanner. Además, se sabe que tanto en la Policía de la Ciudad como en la Federal, de oficial principal para arriba se les debe pedir las declaraciones juradas a todos y ver si su nivel de vida coincide con sus ingresos legales”, advirtió Vera en el recinto la semana cuando debía justificar su derecho a interpelación sobre el ministro Ocampo.
“Parece un chiste de mal gusto pero el día que fue preso Calviño, el ministro Seguridad no sólo no rindió cuentas ante nadie sino que fue Ocampo a la quinta de Olivos a jugar al fútbol. Ni siquiera fue a la Justicia o a la Legislatura a dar explicaciones porque tienen dos jefes policiales presos. Esto se resume en bestialidad oligárquica”, precisó Vera que hace 15 años es conocido por su lucha contra el crimen organizado que le ha valido de atentados a su persona y organización por denunciar más de 1200 prostíbulos, los laboratorios de cocaína y más de 3 mil talleres textiles clandestinos.